Desde el mismo instante en que una niña o un niño llega a
este mundo, empieza a mirar para más adelante ver, a oír para más tarde
escuchar, a notar para posteriormente sentir, empieza a conformar su mundo,
como observador subjetivo, pasivo y vulnerable, muy vulnerable. La base
neurológica de su identidad está en plena construcción y sus primeras
experiencias y la calidad de los primeros vínculos serán esenciales en su
desarrollo.
Esta permeabilidad demanda una exquisita atención y una
cuidada sensibilidad, factores de protección que aún deben ser más cuidados en
aquellas situaciones de mayor riesgo. Precisamente en dichas situaciones es
donde la vulnerabilidad se acrecienta, al extenderse a la familia. Éstos son
los momentos en que, tanto bebés como familia, más atención dedicada van a
necesitar, lo que se debería traducir en acompañamiento, respeto y empatía,
lugares desde donde empezar a construir un sólido puente a la realidad existente.
En muchas ocasiones existen dudas respecto a aspectos
concomitantes a una determinada circunstancia, siendo el momento idóneo para su
consideración. Este primer momento de posible detección de una limitación
visual, esta alerta hipotética, no ha de ser baldía, muy al contrario, puede
ser clave desde la vertiente preventiva para el pronóstico de la misma. La
visión puede ser un elemento básico en el desarrollo humano para la percepción
del mundo y estrechamente ligado al desarrollo neurológico.
En la actualidad, sabemos que diversas patologías, como
encefalopatía hipóxico-isquémica, leucomalacia, hidrocefalia, lesiones
neurológicas, grandes prematuros o con peso inferior a un kilo, hipoglucemia
perinatal, epilepsia no controlada, meningitis, traumatismos craneales, pueden
conllevar dificultades visuales. Así mismo, hay muchos síndromes en los que
suele aparecer un déficit visual. En este sentido, y ante la mínima sospecha es
muy importante la intervención temprana: sencillos consejos y orientaciones a
la familia y personal profesional que vayan a trabajar con ellos y ellas, y si
se considerase adecuado, iniciar estimulación visual.
Es de suma importancia que la familia empiece a observar a
su hijo y a su hija, a fijarse en determinados aspectos, a llamarle, a tocarle
y a observar sus respuestas. Ello les irá acercando hacia el lazo que ambas
partes necesitan, empezarán a verse, a conocerse, a respetarse y a atenderse
mutuamente. La familia y su bebé necesitan vincularse desde una mirada pura,
interior, de conexión íntima, nutritiva, donde todos los sentidos estén
interrelacionados, generando una sinergia que supera las palabras y se define
como amor.
Esa misma línea de trabajo, o mejor dicho de interacción, es
la propuesta que trato de ofrecer a la niña y al niño y a su familia. El primer
y gran objetivo es que el niño y la niña mire el mundo externo a él y a ella,
como un lugar atractivo y divertido, más allá del dolor, de los sustos, de los
ruidos; un sitio cálido y respetuoso, más allá del estrés; un mundo de
caricias, afecto y tacto nutritivo, que desee conquistar.
Para ello, se deben cuidar todos los detalles, los cuales
deben estar en permanente evaluación. Así, será muy importante el espacio donde
se va a realizar la estimulación: temperatura agradable, colchoneta o suelo
mullido, espejo y si es posible ventana por donde entre luz natural; música
cuidadosamente escogida; recursos de colores, brillantes, de contraste, con
sonido y distintos objetos de luces cambiantes; y nuestra actitud, ver al niño
y al a niña, no la discapacidad y tratar de conectar ser con ser.
Observar cada expresión, cada movimiento, cada sonido que
emita, cada detalle. La niña y el niño está constantemente dando información,
comunicándose con claves, que, junto a la familia, hay que aprender a observar
e interpretar. Así mismo, la flexibilidad, el no dar nada por supuesto y una
mente abierta son parte intrínseca a esta metodología de estimulación
multisensorial.
En estas sesiones de calidad estimular, es imprescindible
que la niña y el niño intuya, perciba a través de nuestro tacto, nuestro
afecto, nuestra atención mantenida; que se le ofrezca confianza y nos mostremos
confiables, para que acepte nuestras sugerencias y se motive ante la
estimulación. Sin su complacencia, seguramente será más difícil y lenta su
evolución, siendo mas eficaz la estimulación aceptada que la impuesta. Un
simple ejercicio empático puede ahorrar trabajo y tiempo, lo que es fundamental
para un mayor progreso y pronóstico. Ante cada ejercicio, cada propuesta que se
le realiza al niño y a la niña, me pregunto: ¿Cómo la recibiría yo?, y si a mí
no me vale…
En definitiva, debemos mostrarles un mundo atractivo, para
que quieran mirarlo, percibirlo y comprenderlo desde su incipiente desarrollo
cognitivo; llegar a la acción desde la motivación, desde el deseo, y darle la
oportunidad de vivir experiencias, de forma que quiera superar obstáculos para
obtener su recompensa.
La estimulación visual es una poderosa y formidable
herramienta en sí misma y de grandes posibilidades y resultados para las
funciones visuales, pero también un gran recurso transdisciplinar, a través del
cual, el niño y la niña iniciará un hermoso viaje, de descubrimiento del
entorno, del mundo, de la vida, con la compañía de su familia y profesionales.
Ángel Francisco Lucas Pérez
Maestro CRE ONCE Alicante
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