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jueves, 31 de mayo de 2018

ESTIMULACIÓN VISUAL: MAS ALLÁ DE LA VISIÓN




Desde el mismo instante en que una niña o un niño llega a este mundo, empieza a mirar para más adelante ver, a oír para más tarde escuchar, a notar para posteriormente sentir, empieza a conformar su mundo, como observador subjetivo, pasivo y vulnerable, muy vulnerable. La base neurológica de su identidad está en plena construcción y sus primeras experiencias y la calidad de los primeros vínculos serán esenciales en su desarrollo.

Esta permeabilidad demanda una exquisita atención y una cuidada sensibilidad, factores de protección que aún deben ser más cuidados en aquellas situaciones de mayor riesgo. Precisamente en dichas situaciones es donde la vulnerabilidad se acrecienta, al extenderse a la familia. Éstos son los momentos en que, tanto bebés como familia, más atención dedicada van a necesitar, lo que se debería traducir en acompañamiento, respeto y empatía, lugares desde donde empezar a construir un sólido puente a la realidad existente.

En muchas ocasiones existen dudas respecto a aspectos concomitantes a una determinada circunstancia, siendo el momento idóneo para su consideración. Este primer momento de posible detección de una limitación visual, esta alerta hipotética, no ha de ser baldía, muy al contrario, puede ser clave desde la vertiente preventiva para el pronóstico de la misma. La visión puede ser un elemento básico en el desarrollo humano para la percepción del mundo y estrechamente ligado al desarrollo neurológico.

En la actualidad, sabemos que diversas patologías, como encefalopatía hipóxico-isquémica, leucomalacia, hidrocefalia, lesiones neurológicas, grandes prematuros o con peso inferior a un kilo, hipoglucemia perinatal, epilepsia no controlada, meningitis, traumatismos craneales, pueden conllevar dificultades visuales. Así mismo, hay muchos síndromes en los que suele aparecer un déficit visual. En este sentido, y ante la mínima sospecha es muy importante la intervención temprana: sencillos consejos y orientaciones a la familia y personal profesional que vayan a trabajar con ellos y ellas, y si se considerase adecuado, iniciar estimulación visual.

Es de suma importancia que la familia empiece a observar a su hijo y a su hija, a fijarse en determinados aspectos, a llamarle, a tocarle y a observar sus respuestas. Ello les irá acercando hacia el lazo que ambas partes necesitan, empezarán a verse, a conocerse, a respetarse y a atenderse mutuamente. La familia y su bebé necesitan vincularse desde una mirada pura, interior, de conexión íntima, nutritiva, donde todos los sentidos estén interrelacionados, generando una sinergia que supera las palabras y se define como amor.

Esa misma línea de trabajo, o mejor dicho de interacción, es la propuesta que trato de ofrecer a la niña y al niño y a su familia. El primer y gran objetivo es que el niño y la niña mire el mundo externo a él y a ella, como un lugar atractivo y divertido, más allá del dolor, de los sustos, de los ruidos; un sitio cálido y respetuoso, más allá del estrés; un mundo de caricias, afecto y tacto nutritivo, que desee conquistar.



Para ello, se deben cuidar todos los detalles, los cuales deben estar en permanente evaluación. Así, será muy importante el espacio donde se va a realizar la estimulación: temperatura agradable, colchoneta o suelo mullido, espejo y si es posible ventana por donde entre luz natural; música cuidadosamente escogida; recursos de colores, brillantes, de contraste, con sonido y distintos objetos de luces cambiantes; y nuestra actitud, ver al niño y al a niña, no la discapacidad y tratar de conectar ser con ser.

Observar cada expresión, cada movimiento, cada sonido que emita, cada detalle. La niña y el niño está constantemente dando información, comunicándose con claves, que, junto a la familia, hay que aprender a observar e interpretar. Así mismo, la flexibilidad, el no dar nada por supuesto y una mente abierta son parte intrínseca a esta metodología de estimulación multisensorial.


En estas sesiones de calidad estimular, es imprescindible que la niña y el niño intuya, perciba a través de nuestro tacto, nuestro afecto, nuestra atención mantenida; que se le ofrezca confianza y nos mostremos confiables, para que acepte nuestras sugerencias y se motive ante la estimulación. Sin su complacencia, seguramente será más difícil y lenta su evolución, siendo mas eficaz la estimulación aceptada que la impuesta. Un simple ejercicio empático puede ahorrar trabajo y tiempo, lo que es fundamental para un mayor progreso y pronóstico. Ante cada ejercicio, cada propuesta que se le realiza al niño y a la niña, me pregunto: ¿Cómo la recibiría yo?, y si a mí no me vale…




En definitiva, debemos mostrarles un mundo atractivo, para que quieran mirarlo, percibirlo y comprenderlo desde su incipiente desarrollo cognitivo; llegar a la acción desde la motivación, desde el deseo, y darle la oportunidad de vivir experiencias, de forma que quiera superar obstáculos para obtener su recompensa.

La estimulación visual es una poderosa y formidable herramienta en sí misma y de grandes posibilidades y resultados para las funciones visuales, pero también un gran recurso transdisciplinar, a través del cual, el niño y la niña iniciará un hermoso viaje, de descubrimiento del entorno, del mundo, de la vida, con la compañía de su familia y profesionales.


Ángel Francisco Lucas Pérez
Maestro CRE ONCE Alicante


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