Autora: Pilar Estévez Casellas, Terapeuta
de APSA
Sin
duda cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia se produce un cambio en la
relación que mantenemos con ellos. Poco a poco podemos darnos cuenta de cambios
en su carácter y de conductas cada vez más rebeldes. Constantemente cuestionan
lo que decimos, es habitual que nos contesten muy cortantes o nos respondan solo con
monosílabos, disminuyendo drásticamente su comunicación con nosotros.
La rebeldía es una cualidad totalmente característica
de los adolescentes, la muestran a través
de sus actitudes de diferentes maneras; quejándose con habitualidad , negándose
a las normas que les imponemos o están establecidas, desobedeciendo por norma y
oponiéndose con frecuencia a padres y profesores.
La rebeldía en
los adolescentes se produce por su intención de mostrarse independientes.
Para ellos es imprescindible separarse de la relación de dependencia y
protección que tienen con sus padres para adentrarse en el mundo de los adultos
y poder encontrar su propia identidad.
Este es un proceso que presenta grandes
dificultades, sobre todo en lo relativo a la relación con los padres
y su propio carácter. El adolescente se
siente frustrado y desanimado por como le tratan y le disgusta el
comportamiento que tienen hacia él.
Sin duda lo que
desea es que sus padres cambien su actitud hacia él, considera que se
está haciendo adulto y necesita que le brinden una mayor libertad. Por lo
general, la mayoría de las discusiones
tiene que ver con nuevas libertades que él desea tener, tales como ampliar el horario de salida, libertad en su vestuario
y peinado, tener moto o las llaves del coche, etc.
Por
todos estos cambios, no es raro que con habitualidad pierda el control de sus
emociones y no sepa reaccionar ante situaciones que no solo no
entiende sino que no puede controlar.
Por norma, el adolescente se revela ante todo lo que considera injusto.
No duda en rechazar normas que él no considera necesarias o incluso le parecen
absurdas, ya sea de su familia o provengan de la sociedad, él se va a negar a
seguirlas.
Sin embargo, estas actitudes de rebeldía pueden
llegar a ser valiosas y positivas, siempre y cuando encontremos la manera de
que las manifiesten de una manera más
comprensiva y constructiva.
Es fundamental, saber utilizar esta energía del
adolescente y aprovecharla para ayudarle a que se de cuenta de que su actitud
no debe estar establecida por la negación
hacia ideas o normas preestablecidas, sino por una reflexión y convicción
propia en lo que considera que se debe hacer.
Procurando siempre que mantenga una postura abierta
al dialogo y entendimiento, así como al respeto de otros puntos de vista.