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martes, 29 de octubre de 2013

CONSEJOS PARA EL CUIDADO DE LA PIEL DE BEBES Y NIÑOS. 1ª Parte.



Autora: Pilar Estévez Casellas, Terapeuta de APSA.


La piel de los bebes y los niños requiere que la cuidemos de un modo especial para que se mantenga sana y así ejerza sus múltiples funciones de un modo adecuado.  Sin duda, es el órgano más grande del cuerpo (mucho más que el hígado, pulmones y corazón juntos) y este hecho implica también grandes responsabilidades.

Vamos a ofreceros una serie de consejos específicos para cuidar la piel de vuestros bebés y niños en diferentes situaciones: 

Limpieza de la piel del bebé: El baño del bebé puede hacerse diariamente, pero en el caso de recién nacidos muchos dermatólogos coinciden que se debe usar solo agua tibia para el aseo de la piel y el cuero cabelludo. Poco a poco se incorporarían jabones específicos para bebés y niños que poseen un pH neutro y son más suaves, ya que tienen una cantidad mínima de colorantes y perfumes, además  crean menos espuma al aplicarse, pero son muy efectivos para la limpieza. Muchos especialistas opinan que hay que evitar los baños de espuma porque eliminan los aceites naturales que posee la piel.

No olvidar utilizar una crema hidratante siempre después del baño, ya que ayuda a mejorar la función barrera de la piel y la hidratación cutánea.

Es importante habituarles a que se laven las manos siempre antes de comer para evitar infecciones, y procurar mantener sus uñas siempre cortas para evitar que se arañen al rascarse.

Hay que tener cuidado con los perfumes y colonias, pueden provocar alergias e irritaciones. En caso de aplicarse siempre debe ser sobre la ropa, y nunca directamente sobre la piel o el pelo. El uso de talcos en la piel tampoco está indicado.

Además, no debemos olvidarnos de cuidar el área del pañal, esa zona de la piel es muy propensa a irritaciones e infecciones por hongos que viven en el calor, humedad y oscuridad. Por todo esto, es fundamental  cambiar el pañal al bebe tantas veces sea necesario y no dejarlo sucio durante tiempos prolongados. Limpiar con toallas húmedas el área o con agua templada y jabón suave y aplicar una cremita con oxido de zinc que lo protegerá del roce y sus propias secreciones.
  


Cuidado con el sol y aire libre: La piel de los bebés es muy sensible, por lo que la radiación ultravioleta la puede perjudicar con facilidad. Por este motivo, es muy importante asegurar la máxima protección para la piel de los bebes, ya que se pueden quemar con facilidad.

Los especialistas coinciden en que en los primeros seis meses hay que evitar exponer a los bebés de manera directa al sol. Por eso, la actividad del niño en esos meses estaría limitada a la cuna, el cochecito y su hogar, en estas condiciones la radiación solar no resultaría significativa.  

En los bebés más mayores y los niños hay que evitar siempre la exposición al sol entre las 11,00 y las 16,00 horas. Por esto, lo mejor es que permanezcan a la sombra o proteger su piel con ropa ligera de algodón y gorras. También es esencial ponerles cremas con factor de protección a partir de 30, siempre al menos media hora antes de que la exposición solar, y renovar la aplicación cada dos o tres horas, así como al finalizar cada baño. 

Por otro lado, para evitar las picaduras de insectos, en muchas ocasiones usamos repelentes de insectos, pero estos productos contienen principios activos que se pueden filtrar  a través de la piel, por lo que en el caso de los bebés es preferible emplear repelentes en forma de parches que pueden ponerse sobre su ropa, la cuna o el carro, o los que están diseñados como pulseras o llaveros y se ponen en el carro o cuna.

En el próximo artículo os comentaremos consejos acerca de la ropa y alimentación, así como ante la aparición de eccemas.



martes, 15 de octubre de 2013

LA IMPORTANCIA DE CUIDAR LA PIEL DE LOS NIÑOS



Autora: Pilar Estévez Casellas, Terapeuta de APSA.



Como sabemos nuestra piel es el órgano que tiene como función mantener el medio ambiente interno, actúa a modo de barrera para evitar la pérdida de agua y que se produzca una invasión de gérmenes. Además, la piel nos protege frente a los cambios de temperatura y ejerce una acción de bloquear los rayos ultravioleta que puedan ser perjudiciales.
Así mismo, nuestra piel es fundamental para nuestro bienestar general ya que en ella se producen determinadas sustancias, por ejemplo la vitamina D, que es imprescindible para el crecimiento y metabolismo de nuestros huesos.
Por otro lado, no se puede ignorar la función social de la piel y es que el concepto de belleza esta muy relacionado con una piel sana.
Las funciones y características de la piel no las realiza eficientemente desde el momento del nacimiento, son cualidades que maduran poco a poco en los primeros meses de vida. Además, podemos decir, que el desarrollo completo de la piel continuará durante los primeros años del niño. De hecho, hay estructuras especificas, que no van a alcanzar la plena madurez hasta la adolescencia.
Debemos saber que la piel esta formada por 3 capas bien diferenciadas:
  • La más superficial se llama “epidermis”, en ella se encuentran tanto las células que proporcionan la función barrera a la piel (queratinocitos), como las que producen el color y son responsables del bronceado (melanocitos).
  • La capa media, llamada “dermis”, en la cual se encuentra el "esqueleto" de la piel, es la que proporciona la elasticidad, en ella están los vasos sanguíneos que nutren la piel y reside el sentido del tacto.
  • Por ultimo, esta la capa más profunda, la llamamos “hipodermis”. Esta capa la compone la grasa que nutre y protege de los traumatismos, de la pérdida de calor etc.,…
Los dermatólogos insisten en que la piel de los niños pequeños es diferente a la de los niños mayores o los adultos, podemos decir que su piel tiene características específicas y propias a tener en cuenta.
Por ejemplo, podemos comprobar que la piel del bebe es más delgada, además es mucho más susceptible a irritaciones, infecciones, traumatismos y pérdida de agua. Muestra a nivel vascular una mayor reactividad, esto se demuestra claramente en el hecho de que se enrojece o palidece con más facilidad. También posee una menor actividad de secreción por parte de las glándulas sebáceas.
Por otro lado, es importante saber que, el pH de la superficie cutánea del niño pequeño, como la del adulto, oscila entre 4.5 y 6, según las diferentes partes del cuerpo.
También, debemos ser conscientes de que la resistencia y la tolerancia de la piel de los bebés y los niños no es comparable a la de un adulto, por este motivo es más susceptible de irritación o infección cuando es sometida a algún tipo de agresión.
Es fundamental cuidar y limpiar la piel con habitualidad, os comentamos los motivos por los que la higiene cutánea es tan importante:
  • Elimina las secreciones cutáneas: sudor, sebo,... de este modo evitamos el mal olor.
  • Elimina la suciedad que nos provoca el ambiente (manchas, polución,...).
  • Previene de contraer infecciones: sabemos que el contagio de muchas enfermedades se lleva a cabo a través del contacto persona-persona. Resulta evidente el hecho de que una piel limpia tiene muchos menos gérmenes por lo que las infecciones y el contagio de enfermedades es menos posible.
Respecto a la higiene de los niños pequeños, debemos tener cuidado para no alterar el manto ácido protector, que seria la barrera de defensa de la piel ante posibles infecciones y agresiones.
Recordar que es importante mantener las cualidades de la piel intactas. Una higiene exagerada o excesivamente enérgica, así cómo utilizar productos de higiene inadecuados, puede irritar y eliminar las grasas naturales de la piel. Esto puede favorecer enfermedades cutáneas, por ejemplo infecciones, inflamación, dermatitis…
 Por lo tanto debemos tener claro que una excesiva frecuencia en los lavados no es siempre garantía de salud.





martes, 1 de octubre de 2013

EL MASAJE DEL BEBÉ: UNA TÉCNICA DE PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN EN LAS PRIMERAS ETAPAS. PARTE III. CONDICIONES ÓPTIMAS PARA EL DESARROLLO DEL MASAJE.



Paula Vizcaíno Sánchez. Fisioterapeuta del CDIAT de APSA. Alicante.


En el entorno físico:

-          Ambiente tranquilo y sin exceso de estímulos, sobre todo cuando se trata de bebés hipersensibles, pues es posible que el bebé reaccione arqueándose, volviendo la cara, regurgitando o haciendo alguna deposición. El bebé sabe cuidar de sí mismo y cuando se cansa emite señales de desesperación, cada sistema de su organismo está diciendo “estoy sobrecargado”. Dependiendo de la edad y pero también del temperamento y madurez del bebé podremos ofrecerle uno o más estímulos a la vez: cuanto más pequeño sea, más dificultad tendrá para procesar varios tipos de información simultáneamente, hacia los 3 meses, habitualmente se le puede dar más estímulos a la vez: le podremos tocar, mover, mirar, hablar, poner música. Es muy importante no caer en la sobreestimulación.
-          Luz tenue: debemos tener precaución con la luz del techo que puede haber en la habitación (o p.ej. en el cuarto de baño), a veces el niño gira constantemente la cabeza a un lado si la luz es excesivamente fuerte, lo que provocará una pérdida de contacto visual con la madre, otras, queda “prendado” del estímulo luminoso, perdiendo también en esta situación el contacto ocular con el adulto.
-          Temperatura cálida: para que el niño no se tense, poder recrearnos el tiempo necesario, que las manos de la mamá estén calientes, que se pueda hacer sobre la piel y sin miedo a que el niño se enfríe.
-          Se puede hacer a cualquier hora del día según nuestro objetivo sea más estimulante (por la mañana) o más relajante (por la tarde-noche). Para ello debemos tener en cuenta el ciclo circadiano de liberación de ACTH, cuyo pico máximo se encuentra por la mañana y es menor hacia la tarde-noche.



En el adulto encargado:

-          Posición cómoda: una postura relajada transmite relajación y al mismo tiempo también permitirá hacer una adecuada escucha.
-          Manos calientes.
-          Predispuesto para hacerlo: no debe ser una rutina mecánica sino un momento de placer también para él. De lo contrario, tan pronto como el adulto se distrae mental o emocionalmente con otras cosas, el bebé se inquieta.
-          Receptivo: el adulto también debe estar centrado en las respuestas que le ofrece el niño. Cuando el masaje es sobre todo comunicación, a nadie le gusta hablar con otro y darse cuenta de que no está en la conversación.



En el niño:

-          Predispuesto a recibirlo: sólo puede dársele en la medida en que él está de acuerdo, ningún bebé admite el masaje por el mero hecho de que es bueno para él.
-          Receptivo: cuando son muy pequeñitos debemos realizarlo en lo que se considera estado 4 en la Escala Brazelton: en estado de vigilia, bien despierto, con la carita iluminada, los ojos brillantes demostrando total receptividad. Si se mueve, lo hace de forma contenida, con suavidad. Su respiración debe ser ajustada al estímulo: si es excitante la respiración es profunda, si es negativo, se vuelve leve y rápida. Su disposición a responder debe advertirse en su cara y en todo su cuerpo, todo debe comunicar interés y atención.
-          En posición agrupada: una actitud corporal que lo dirige a la esfera de comunicación, pues todas las actividades de observación, manipulación, creación y relación tienen lugar en la parte anterior del cuerpo. La posición agrupada es una posición de bienestar motor, psíquico y social. Sin embargo, en todas las molestias y patologías infantiles el niño no se enrolla sino que va a la posición inversa, en “extensión”: cabeza y brazos proyectados hacia atrás, boca abierta, espalda cóncava. La edad del niño, y por tanto sus posibilidades de mantenerse con la cabeza en línea media, no debe ser impedimento para lograrlo, debemos usar elementos como una toalla enrollada o el hueco de nuestros pies para proporcionarle la estabilidad necesaria.
-          Entre toma y toma, nunca recién comido ni con el estómago vacío (por el malestar de tener hambre).

 
Para terminar...

-         Entendemos que lo importante es ser tocado, pero si queremos desarrollar al máximo el potencial del masaje infantil, además de tener en cuenta las condiciones descritas anteriormente, debemos reconocer una direccionalidad precisa que favorece la estructuración motriz y psíquica del niño, equilibrándolo.

-         El masaje infantil no debería contrastar con el error frecuente de hacer de forma rápida y mecánica los gestos fundamentales mediante los cuales nos relacionamos con el bebé: darle de comer, vestirlo y desvestirlo, cambiarle el pañal, bañarle... Desde que el niño nace, estas actividades requieren un tiempo considerable. Parecen sencillas, pero contienen una gran riqueza y oportunidad de interacción, podemos y, desde nuestro punto de vista debemos, incluirlas en nuestra maleta de utensilios de “prevención e intervención” siempre y cuando se encuentren bajo los requisitos previos de conocimiento del gesto justo en el desarrollo motriz, psíquico y social y teniendo presentes las diferencias individuales.