Hola mamás y papás,
Llegadas las deseadas, esperadas e
ilusionantes vacaciones de verano también van de la mano con un cierre de curso
y la satisfacción de haberlo realizado y terminado, pero también con la mirada
puesta en el próximo curso sintiéndose mayores y con la incertidumbre de cómo
será esa nueva etapa escolar.
El esperado verano está ahí… ya ha llegado…
huele a diversión, risas, acostarse tarde, helados, amigos, familia… es una
época del año que invita a disfrutar, a salir, a descubrir nuevos lugares,
explorar y conocer nuevos amigos que recordaremos toda la vida… en fin crecer y
enriquecerse de cada momento.
También con el verano y el final de las
clases llegan esos deberes que quizá algún año se nos han hecho un poco cuesta
arriba pero hay tiempo para todo y es bueno que se establezcan rutinas de una
manera amena y que no sea pesado para los niños y niñas.
Es muy importante que tengan un espacio para
la lectura y que sean ellos quienes por sí mismos busquen esos ratitos de
disfrute con un libro que les guste, pueden ir a la biblioteca o simplemente
intercambiárselos con amigos y entre ellos recomendarse libros o dar su opinión
sobre ellos y así animarse a descubrir las historias que se esconden detrás de
esos libros.
La escritura tampoco hay que dejarla de lado
durante los meses de verano, recomiendo la escritura creativa, crear historias
para luego poder contarlas, podemos echarles una mano haciéndoles preguntas
como ¿cuándo ha ocurrido?, ¿quién estaba presente?, ¿qué les ocurre a los
personajes?, ¿dónde transcurre la acción?. Y así se dejan llevar por su
imaginación creando historias o por ejemplo realizando un pequeño diario
semanal escribiendo lo que más y menos les ha gustado de la semana y qué harían
para mejorarlo o para cambiarlo.
Siempre intentando que sea algo atractivo
para ellos, fomentar el pensamiento creativo y hacer partícipes a mamás y papás
así sienten que estáis junto y les acompañáis en sus actividades de cole.
Sin olvidar que estamos en vacaciones de
verano, hay que salir, conocer, descubrir, disfrutar de cada momento y vivir
experiencias inolvidables que les harán crecer. ¿Qué tal madrugar para ver
amanecer? ¿Jugar a las cartas o al parchís toda la familia? ¿meternos en la
cocina y hacer limonada? ¿Qué tal si observamos la puesta de Sol? ¿Nos disfrazamos
y montamos una obra de teatro? ¿Y si acampamos en la montaña y vemos la luna y
las estrellas?,...
Fuente:
www.pequeocio.com
Pero este gran debate se agudiza a lo largo
de todo el curso escolar, y periódicamente surge este dilema tanto en el
profesorado como en el núcleo familiar, siendo una polémica nada actual, ya que
en los años 50, el Ministerio de Educación los llegó a prohibir.
Como parte de esta comunidad educativa, y
habiendo recabado muchas opiniones desde todos los ámbitos, me pronunciaré
únicamente desde mi experiencia diaria, por los resultados, impresiones y
comentarios tanto de mis alumnos como de mis familias, desgranando los
argumentos tanto a favor como en contra.
En muchos centros ésto es una constante, y
como experiencia piloto de DEBERES NO, ha habido modificaciones a lo largo de
su implantación, y por supuesto detractores desde el ámbito familiar. Familias
que veían que “no hacían nada” durante la tarde, y familias que por los
maratonianos horarios de extra escolares, agradecían ese tiempo dedicado al
ocio y recreo. Dichas modificaciones también estudiadas y valoradas desde el
propio profesorado, se centraron sobre todo para aquellos alumnos que
necesitaban de una atención y tiempo especial, a los que al final sí que se les
mandaba un pequeño trabajo extra para casa.
Pero sobre todo este debate debería tratarse
primero con un gran cambio metodológico dentro del aula, en el que el propio
profesorado tendría que reflexionar sobre la dicción dentro del aula, punto de
partida de este debate, Ya que en nuestra labor está el que los conocimientos y
conceptos sean adquiridos dentro del horario escolar, sin que tuvieran que
dedicar más que a un simple repaso, adquiriendo un pequeño hábito diario, pero
sin suponer una losa para cada estudiante, sin crearle ansiedad e incidiendo en el clima familiar, ni como
elementos de desigualdad e inequidad, entre las familias que pudieran o no
ayudar.
Por todo esto creo que la consideración de deberes si o deberes no, tendría
que plantearse muy detenidamente partiendo de las no tan nuevas metodologías,
(cooperativo, la clase invertida, aprendizaje basado en proyectos,
gamificación, aprendizaje basado en problemas, etc.) que ayudarían a que con
simples tareas para casa, motivarían al alumnado a seguir aprendiendo por su
cuenta, pero desde un punto más lúdico, y no simples mecanismos repetitivos,
haciendo de ellos los propios constructores de sus aprendizajes, haciendo de
esta máxima una realidad.
“Dímelo, y lo olvidaré.
Muéstramelo y lo recordaré.
Involúcrame y lo aprenderé.“
Autora: Una maestra de primaria.