En muchas ocasiones, podemos
observar como los padres, tíos, abuelos y demás familiares acostumbran a
zarandear a los bebés, tirándolos hacia el aire, sacudiéndolos de un lado a
otro, etc. Es algo que con frecuencia se
realiza para calmar al niño cuando se siente algo irritado o no deja de
llorar, o simplemente como forma de
juego.
Es posible que los adultos
lo realicen porque desconocen los
efectos tan graves que esta acción puede producir. No obstante, el sacudir a
los niños es algo que NUNCA se debe
hacer, ya que puede ocasionar numerosas consecuencias negativas para su salud.
Estas consecuencias se
conocen como el “síndrome del niño
zarandeado o agitado”, un tipo de traumatismo o lesión cerebral, causado
por repetidas sacudidas violentas y peligrosas.
Afecta sobre todo a niños menores de dos años, siendo los bebés de cuatro a seis meses los que mayor riesgo tienen de
padecerlo. Aun así también puede aparecer
en niños de hasta seis años.
El síndrome del niño
zarandeado se produce por la aplicación de fuertes y repetidas sacudidas que
mueven bruscamente la cabeza y el cuello del bebé, ya que los músculos de su
cuello son todavía muy débiles para sostener la cabeza que es aun grande y pesa
demasiado. Además el cerebro no ocupa
aún toda la cavidad craneal, por
lo que al sacudir al niño, como podemos observar en el video, se mueve hacia adelante y hacia atrás sufriendo
continuos golpes.
Como consecuencia se pueden producir contusiones, hemorragias o hinchazón, que pueden provocar daños cerebrales e incluso la muerte. También puede aparecer pérdida auditiva, ceguera, trastornos del habla y del aprendizaje, retraso mental, ataques epilépticos, daños en el cuello y la espina dorsal, etc.
La
Asociación Española de Pediatría (AEP), califica este síndrome
como relativamente frecuente, con 20-25 casos por cada 100.000 niños menores de
dos años en todo el mundo, mientras que en
España calcula que lo sufren unos 100 bebés de los 450.000 que nacen cada
año (datos de 2014).
Autoras: Elena Marco, Técnico en Atención Temprana CDIAT Alicante de APSA
Esmeralda Martinez, alumna en prácticas en el CDIAT Alicante de APSA
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