Páginas

miércoles, 4 de octubre de 2017

¿CÓMO AYUDAR A MI BEBÉ EN SU ETAPA DE APRENDIZAJE DE LA MARCHA?

El momento donde nuestros bebés comienzan a ponerse de pie y caminar, supone para ellos/as una etapa de aprendizaje nueva, una bonita etapa que les abre un mundo de posibilidades para lograr objetivos diferentes, alcanzar todo aquello que tienen en su campo visual y separarse de sus apoyos principales, consiguiendo ser más independientes al desplazarse por sí solos.
No todos los niños/as son iguales, hay niños/as que comienzan a caminar a los 10 meses, y otros que comienzan a los 18 meses.

En realidad, no hay un mes exacto en el que los bebés comienzan a caminar, sino, una etapa, donde han logrado conseguir los hitos suficientes (colocarse a cuatro patas, ponerse en posición de rodillas, ponerse de pie mediante posición de caballero, mantenerse de pie con apoyo, levantar un pie del suelo con apoyo de las manos, …) como para poder mantenerse de pie sin apoyo y cambiar el peso del cuerpo de un hemicuerpo al otro, lo que les permite animarse a despegar los pies del suelo para comenzar a dar pasitos.

Es importante no realizar comparaciones, si no, acompañarles en estos meses de aprendizaje para que lo hagan a su ritmo, sin obligarles, buscando situaciones que aumenten su equilibrio, reforzándolos positivamente cuando consigan nuevos objetivos, de esta manera, ganarán más seguridad y se sentirán con mayor confianza. En definitiva, hay que animarlos a que continúen progresando para alcanzar aquello que les gusta, el desplazarse caminando por sí solos.

Para ello, podéis facilitarles la tarea de diversas maneras:

  • Jugar en la cuna o en el parquecito a ponerse de pie (con un apoyo correcto de los pies), agarrado a las barras de la misma, y que se desplace por la cuna, apoyando los pies sobre el colchón. Tener en cuenta que, una vez se ponen de pie y comienzan a dar pasos, ya interesa sacarlos de esta zona, ya que los hitos motores que pueden lograr ahí, se quedan algo limitados.


  • Jugar en el sitio, sin mover los pies, a subir y bajar el culete, buscando que hagan cuclillas y que se coloquen de pie con el menor apoyo posible. De esta manera, podéis jugar por ejemplo a realizar una torre de cubos, dejando los cubos en el suelo y haciendo la torre en la mesa, así, harán flexión de rodillas para bajar a cuclillas, y subirán hacia bipedestación para poder colocar el cubo en la mesa.
  • Ofrecerle un apoyo que sea móvil, bien una silla, una mesa de música, un andador (que no se deslice muy rápido), y permitirle desplazarse con apoyo, pero sin ayuda vuestra.
  • Hacer juegos donde tengan que moverse para alcanzar algo que esté cerca, y aseguraros de que tienen posibilidad de apoyarse con sus manos (en la pared, en el sofá, en algún mueble que no sea demasiado alto).


  • Con los pies descalzos, caminar sobre el suelo, sobre el césped, sobre la arena, así como, hacer caminitos con piedrecitas, algodón o macarrones, para que les ayude a mejorar la información sensorial que recibe la planta de sus pies. Tener el cuenta que, los pies, son uno de los órganos del cuerpo que más información recibe, y no debemos de privar al cuerpo de todos los estímulos que pueden aportarnos (tanto a los bebés, como a los adultos)
Recordar que, en esta etapa, los niños /as aprenden rápido, y se organizan para conseguir aquello que quieren. La etapa en la que comienzan a desplazarse y consiguen caminar y coger todas las cosas que les interesan es muy corta, por eso, es importante que los vigiléis, que adaptéis las esquinas, los cantos de las mesas, y que establezcáis una zona de juego (por ejemplo, encima de una moqueta  o sobre una manta) para que sepan donde tienen que empezar a dar esos pasitos.
 

Es importante que se realicen los pasos previos a la marcha autónoma, para dotarles de fuerza, para que aprendan a cambiar el peso de un pie a otro y además para que disocien la cintura escapular de la pélvica. Por tanto, hacer actividades que les ayuden a:
  •  Caminar con un apoyo fijo, ya sea cogido de las manos, desplazándose con apoyo horizontal (sobre la mesa, sobre el sofá) o con apoyo vertical (sobre la pared).
  • Caminar con un apoyo móvil, como por ejemplo el andador.
  • Caminar pasos cortos, realizando muy pocos (y los pasos que realicen serán de longitud pequeña). Podéis animarles a dar unos pasitos, si os colocáis en un lado la mamá y en otro lado el papá, ambos sentados en el suelo o en cuclillas para que os vea sin necesidad de elevar mucho la mirada, y llamarles por su nombre para que vayan de un punto a otro (poca distancia), dando 3-4 pasitos.
  • Caminar solo, aumentando el recorrido, esta vez ya serán 10-20 pasos, y a pesar de que vayan inestables, con la base de sustentación aumentada (los pies más separados de lo normal) y los brazos elevados, permitirles que se muevan de forma libre, para dirigirse hacia donde quieran. 

Finalmente, comenzarán a caminar con una marcha estable, cada vez aguantando más tiempo de pie y caminando, sin necesidad de apoyarse con las manos, y sobre todo, irán mejorando la calidad de sus pasos y la funcionalidad de su desplazamiento.

A continuación, os dejamos unas imágenes, con las que queremos que veáis la diferencia entre lo que es beneficioso para el cuerpo y lo que perjudica en este aprendizaje. 
  • El uso del tacatá es una contraindicación puesto que, retrasa la función motora y se le da la posibilidad al bebé de cargar y sostener su peso sobre las piernas, cuando puede que no esté preparado para ello, ni tenga una correcta maduración de su sistema óseo. Mejor el uso de andadores, ya que, para emplearlos, tienen que ser capaces de aguantar la posición de bipedestación.


  • El uso de balancines o caballitos elevados (que no permiten un apoyo de los pies), hace que intenten apoyarse en el suelo con la punta de los pies, y consiguen un apoyo precoz, con ciertos vicios, que luego pueden mantenerse a la hora de comenzar a dar los primeros pasos.


  • No elevar los codos por encima de los hombros, cuando los ayudéis a caminar, porque tienden a “colgarse” y van con su centro de gravedad adelantado, lo que no les ayuda a integrar los pasos de la misma forma. Intentar llevar los codos a la altura de los hombros.


Para terminar, tras este breve post, os lanzamos una pregunta; Mi hijo tiene 24 meses y aún no camina ¿Me tengo que preocupar?

Por encima de todo, no hay que tener prisa en que el niño camine, ya que, el ser humano está programado genéticamente para caminar, en ausencia de enfermedades (como patologías neurológicas, musculo-esqueléticas, o degenerativas), todos los niños aprenden a hacerlo antes o después. Cuando vemos que el desarrollo no es el esperado o hay una patología que limita estos hitos motores comentados anteriormente, de igual manera, lo que tenemos que hacer es, afianzar cada ítem motor para que, puedan asentar la base principal y conseguir una bipedestación fuerte, y poco a poco, ver de qué manera el cuerpo asimila el movimiento que está experimentando.

AUTORA: ELENA LÓPEZ ROVIRA, 
                  Fisioterapeuta del CDIAT / CRAE de Villajoyosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario