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miércoles, 25 de octubre de 2017

APRENDER A SONARSE y otros medios de prevención contra la BRONQUIOLITIS



Rinitis, sinusitis, faringitis, bronquiolitis... Estos “palabros” suenan mucho a nuestro alrededor cuando se acerca el invierno, y es en esta época del año, cuando llegan las temidas gripes y resfriados, y con ellos, “todo tipo de virus de las vías altas que, en ocasiones, son el origen de muchas de estas infecciones”.


Por este motivo, la entrada al blog de esta semana va dedicada a las recomendaciones que se deben seguir para evitar este tipo de complicaciones y hablaros un poco sobre una de las patologías más frecuentes entre nuestros peques, LA BRONQUIOLITIS.

Muchos de los niños que vienen a sesión no saben sonarse bien, y este hecho es muy importante, ya que no se trata solo de que los mocos que no se expulsan del organismo sean molestos, sino que terminan provocando rinitis, otitis, faringitis, sinusitis, entre otras patologías, por la acumulación de las secreciones en las vías altas y su mal drenaje. 

De ahí que los fisioterapeutas hagamos hincapié que lo primero que hay que hacer es aprender a sonarse. 

No sirve de nada sonarse tapándose los dos orificios nasales, sino que hay que hacerlo bloqueando primero un orificio y después el otro. Además de esto, los fisioterapeutas recomendamos que, a quienes comienzan a tener problemas para respirar, lleven a cabo una buena higiene nasal, es decir, a integrar un lavado nasal en la higiene diaria.

Una de las patologías respiratorias más frecuentes entre los niños de 0 a 2 años es “La Bronquiolitis” una infección respiratoria causada por virus en la que se inflaman los bronquiolos (las vías aéreas más pequeñas) que llevan el aire a los pulmones. El virus causal más frecuente es el VRS (Virus Respiratorio Sincicial) pero puede ser causada por otros como los rinovirus, gripe, adenovirus, etc. Afecta por igual a ambos sexos en menores de 2 años y más frecuentemente en los menores de 6 meses. En España se produce un pico prolongado desde noviembre a marzo. En la mayoría de los casos se trata de una enfermedad benigna con un curso que varía entre los 7 y 15 días, aunque hay pacientes que requieren ingreso hospitalario. En los niños mayores y en los adultos puede cursar como un simple resfriado, de ahí que se convierta en una patología altamente contagiosa.


La bronquiolitis, suele comenzar con los síntomas de un resfriado, es decir, con la obstrucción de la nariz por mucosidad, algo de tos durante dos a tres días, y a veces fiebre. 

Después, o bien el niño se estaciona, sin empeorar, o bien comienza a toser más, a respirar más deprisa y con dificultad o a respirar haciendo un sonido como un silbido de tono alto o un sonido más grave o de burbujeo. “Esto ocurre porque sus bronquios están obstruidos por la inflamación y por el moco que segrega la propia enfermedad. El proceso acostumbra a durar entre 7 y 15 días, pero es a partir del segundo o tercer día cuando puede acontecer el empeoramiento”.

Hay que tener en cuenta que la bronquiolitis se contagia como un resfriado, es decir, a través del contacto cercano con saliva o moco, también, donde juega un papel importante el contacto a través de las manos con estos fluidos. Por tanto, la medida más eficaz para evitar el contagio es que cualquier persona que vaya a tocar al niño o sus utensilios (chupetes, juguetes, biberones, etc.) se lave previamente las manos. Además, para intentar evitar que un bebé se contagie, sobre todo durante los meses de noviembre a marzo, los fisioterapeutas recomendamos evitar, en la medida de los posible, llevar al niño menor de 3 meses a la guardería, y si tiene hermanos, hacer que éstos se laven las manos con agua y jabón nada más llegar del colegio o guardería, e impedir que tosan, si están acatarrados, a menos de 1 metro del pequeño. Por otra parte, recomendamos evitar el contacto del bebé con cualquier persona resfriada. Si los resfriados son los padres, se aconseja que utilicen una mascarilla (no tocarla con las manos una vez que se la haya puesto) y lavarse muy bien las manos antes de coger al bebé. Además, no se debe de fumar dentro de casa y se debe de evitar permanecer mucho tiempo con el niño en salas de espera de las consultas médicas, intentando ir lo más temprano que se pueda o lo más tarde.



Entre los tratamientos para combatir la bronquiolitis se encuentra la fisioterapia respiratoria, que pese a que en la actualidad no se aplica todo lo que se debería por el desconocimiento de pacientes y médicos, podría evitar ingresos, visitas a urgencias, intubaciones, ventilaciones mecánicas, entre otras complicaciones. La fisioterapia respiratoria ayuda a eliminar las secreciones acumuladas en las vías respiratorias, evitando así, su obstrucción permitiendo el correcto paso del aire y previniendo la aparición de complicaciones graves. 

Además, sirve para rehabilitar la mecánica respiratoria, la permeabilidad bronquial y la reexpansión pulmonar.

Autora: Alba Chinchilla Molines
            Fisioterapeuta CDIAT Villajoyosa y CRAE Alicante/San Vicente


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