Autora: Pilar
Estévez Casellas, Terapeuta de APSA.
Como sabemos nuestra piel es el órgano que
tiene como función mantener el medio ambiente interno, actúa a modo de barrera
para evitar la pérdida de agua y que se produzca una invasión de gérmenes.
Además, la piel nos protege frente a los cambios de temperatura y ejerce una
acción de bloquear los rayos ultravioleta que puedan ser perjudiciales.
Así mismo, nuestra piel es fundamental para nuestro bienestar general ya
que en ella se producen determinadas sustancias, por ejemplo la vitamina D, que
es imprescindible para el crecimiento y metabolismo de nuestros huesos.
Por otro lado, no se puede ignorar la función social de la piel y es que el
concepto de belleza esta muy relacionado con una piel sana.
Las funciones y características de la piel
no las realiza eficientemente desde el momento del nacimiento, son cualidades
que maduran poco a poco en los primeros meses de vida. Además, podemos decir,
que el desarrollo completo de la piel continuará durante los primeros años del
niño. De hecho, hay estructuras especificas, que no van a alcanzar la plena madurez hasta la adolescencia.
Debemos saber que la piel esta formada por 3 capas bien diferenciadas:
- La más superficial se llama “epidermis”, en ella se encuentran tanto las células que proporcionan la función barrera a la piel (queratinocitos), como las que producen el color y son responsables del bronceado (melanocitos).
- La capa media, llamada “dermis”, en la cual se encuentra el "esqueleto" de la piel, es la que proporciona la elasticidad, en ella están los vasos sanguíneos que nutren la piel y reside el sentido del tacto.
- Por ultimo, esta la capa más profunda, la llamamos “hipodermis”. Esta capa la compone la grasa que nutre y protege de los traumatismos, de la pérdida de calor etc.,…
Los dermatólogos insisten en que la piel de
los niños pequeños es diferente a la de los niños mayores o los adultos,
podemos decir que su piel tiene características específicas y propias a tener
en cuenta.
Por ejemplo, podemos comprobar que la piel
del bebe es más delgada, además es mucho más susceptible a irritaciones,
infecciones, traumatismos y pérdida de agua. Muestra a nivel vascular una mayor
reactividad, esto se demuestra claramente en el hecho de que se enrojece o
palidece con más facilidad. También posee una menor actividad de secreción por
parte de las glándulas sebáceas.
Por otro lado, es importante saber que, el
pH de la superficie cutánea del niño pequeño, como la del adulto, oscila entre
4.5 y 6, según las diferentes partes del cuerpo.
También, debemos ser conscientes de que la
resistencia y la tolerancia de la piel de los bebés y los niños no es comparable
a la de un adulto, por este motivo es más susceptible de irritación o infección
cuando es sometida a algún tipo de agresión.
Es fundamental cuidar y limpiar la piel con
habitualidad, os comentamos los motivos por los que la higiene cutánea es tan importante:
- Elimina las secreciones cutáneas: sudor, sebo,... de este modo evitamos el mal olor.
- Elimina la suciedad que nos provoca el ambiente (manchas, polución,...).
- Previene de contraer infecciones: sabemos que el contagio de muchas enfermedades se lleva a cabo a través del contacto persona-persona. Resulta evidente el hecho de que una piel limpia tiene muchos menos gérmenes por lo que las infecciones y el contagio de enfermedades es menos posible.
Respecto a la higiene de los niños pequeños,
debemos tener cuidado para no alterar el manto ácido protector, que seria la
barrera de defensa de la piel ante posibles infecciones y agresiones.
Recordar que es importante mantener las cualidades de la piel intactas. Una
higiene exagerada o excesivamente enérgica, así cómo utilizar productos de
higiene inadecuados, puede irritar y eliminar las grasas naturales de la piel.
Esto puede favorecer enfermedades cutáneas, por ejemplo infecciones,
inflamación, dermatitis…
Por lo tanto debemos tener claro que
una excesiva frecuencia en los lavados no es siempre garantía de salud.
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