Autora:
Paula Vizcaíno Sánchez. Fisioterapeuta del CDIAT de APSA. Alicante.
Pero,
¿es el masaje infantil un novedoso instrumento? A pesar de que la Atención Temprana
es un ámbito de trabajo relativamente reciente, donde las primeras experiencias
en nuestro país tuvieron lugar en la década de los años setenta del siglo
pasado (Pérez –López y Brito de la
Nuez, 2004) el masaje infantil es una tradición muy antigua
que ha sobrevivido en sociedades menos industrializadas y resurgió en occidente
en los años 70 de la mano de:
-
Fréderick Leboyer:
obstetra francés que propugnó que el bebé era un ser dotado de sensibilidad
incluso antes de su nacimiento, noción que hoy parece obvia pero que entonces
fue innovadora.
-
Vimala Schneider:
fundadora de la
Asociación Internacional de Masaje Infantil.
¿En qué consiste?
Es una forma global de acercamiento al niño en
las primeras etapas, es una situación en la que lo que hacemos no es para él
sino con él.
Es una forma de comunicación profunda con el
niño.
Como todo tipo de comunicación, para que sea
enriquecedora para ambas partes debe ser bidireccional, no unidireccional como
si de un monólogo se tratara, debemos coincidir en el aquí y ahora, requiere la
presencia física pero también psíquica de ambas partes, requiere la predisposición
y el consentimiento mutuo y, para que sea efectiva, debemos estar en el mismo
canal y nivel de comunicación.
El masaje es una oportunidad para aprender a
comunicarse con el niño: tocarle, hablarle, mecerlo y actuar en armonía con su
comportamiento es tan importante como alimentarlo, sobre todo en las primeras
etapas en la que con frecuencia los padres quedan atrapados en la tarea
“instrumental” de aprender a alimentarlo. El día de un bebé debe ser más rico y
complejo que simplemente comer y dormir (de Brazelton, 2001).
Es una escucha integral, no es una mera
distribución de crema por el cuerpo, no basta con una ejecución perfecta de las
maniobras, ni con un ambiente perfecto... requiere de toda nuestra atención y
escucha, no sólo desde nuestra esfera racional también de nuestra esfera
sensorial y emocional, requiere de todo nuestro ser.
El masaje es ritmo, es la seguridad de
que todo volverá a ocurrir en un periodo determinado, hace el ambiente
predecible y estructurado, da confianza.
Es la alimentación de la piel. La piel es el
órgano más extenso de nuestro cuerpo, su envoltura, y se representa a través
del sentido del tacto. La sensación táctil se desarrolla desde las primeras
semanas de la gestación: desde el comienzo del tercer mes (hacia la 9ª semana),
ya se encuentran desarrollados los receptores sensoriales a la sensación
táctil, presión y temperatura. El tacto termina de desarrollarse en el séptimo
mes, momento en el cual tiene prácticamente las mismas características que las
de un adulto.
Efectos
del masaje.
Efectos
a nivel fisiológico:
· En el SISTEMA NERVIOSO CENTRAL: la cantidad de
información sensorial transmitida desde el medio externo al medio interno
favorece los procesos de mielinización. La interacción de la madre con el niño
constituye toda una estimulación, pero el contacto piel con piel tiene la
singularidad de que estimula el sentido más desarrollado desde el nacimiento,
el tacto, mientras que la vista y el oído evolucionarán posteriormente.
· En el SISTEMA ENDOCRINO (eje hipotalamo-hipófisis) y
SISTEMA NERVIOSO VEGETATIVO tiene una doble acción estimulante- relajante:
estimula la liberación de hormonas del estrés (ACTH, corticoides y
catecolaminas principalmente) pero posteriormente ayuda a su reducción
favoreciendo el binomio natural de estrés-relajación.
Entenderíamos por estrés en el bebé todas aquellas
situaciones diarias que le movilizan a su superación y no sólo el dolor,
el cansancio, el miedo o los cambios de temperatura, sino todas las situaciones y
nuevos aprendizajes que el bebé realiza en su día a día. El masaje también se
considera un agente que estimula al niño a su superación en cuanto a que lo
pone en alerta ante la cantidad de información que le proporciona, de ahí su
carácter estimulante de estos sistemas, pero posteriormente también producirá
un efecto relajante devolviendo al niño su equilibrio después de la tensión,
permitiéndole afrontar los siguientes retos con energías renovadas.
Por
otro lado, estimula la liberación de endorfinas, las hormonas del
bienestar, que se consideran un opiáceo
natural que produce analgesia y bienestar, como un antidepresivo natural. Como
opiáceo, puede producir dependencia, lo que contribuye a que madre e hijo quieran
estar juntos en una mutua retroalimentación de bienestar.
· En el SISTEMA
INMUNOLÓGICO: actúa por dos maneras.
- La alerta que produce en el niño moviliza el sistema inmunológico, estimulándolo a estar preparado contra cualquier amenaza externa.
- Por otro lado, el efecto relajante del masaje evita que la liberación permanente de corticoides disminuya el número de linfocitos (T y B) y monocitos, así como un desequilibrio en la respuesta inmunológica.
· En el SISTEMA
GASTROINTESTINAL: moviliza los intestinos, moviliza los gases y las heces
ayudando a su expulsión.
Con
respecto al cólico del lactante puede ser de ayuda al actuar sobre algunos de
los distintos factores que intervienen en este síndrome: actuaría ayudando a la
expulsión de los gases intestinales y calmando los niveles de ansiedad del niño
y la madre, fomentando la comunicación y el entendimiento mutuo.
· En el SISTEMA
RESPIRATORIO: la aplicación del masaje sobre el tórax mejora la mecánica
ventilatoria. Puede ayudar a drenar las secreciones nasales.
· En el SISTEMA
CIRCULATORIO: estimula el flujo de sangre (venosa y arterial dependiendo de la
dirección de las maniobras) y, por tanto, estimula la función cardiaca y la
distribución de oxigeno a los tejidos (incluido al cerebro).
· En el SISTEMA LINFÁTICO:
ayuda a drenarlo (cuando las maniobras se dirigen hacia el centro del cuerpo).
· En el SISTEMA MUSCULAR:
dependiendo de la intensidad y ritmo de las maniobras puede relajar o tonificar
el sistema muscular. Un adecuado tono muscular ayuda al desarrollo del control
muscular y por tanto al desarrollo motor.
Efectos a
nivel sensorial.
-
Estimula el
contacto ocular: uno de los sistemas de comunicación más potentes que existen y
que, entre padres e hijos, se convierte en un eslabón de conexión vital.
-
Estimula las
vocalizaciones: a través de las palabras de la madre al niño, de sus canciones,
de su tono de voz agudo, estimula la producción de sonidos, de lenguaje
corporal a través de movimientos, de sonrisas... estimula el diálogo.
-
Estimula la
propiocepción: ayuda a tomar conciencia del esquema corporal, de los propios
límites corporales, informa de la tridimensionalidad del cuerpo, del volumen
que ocupa y de su relación en el espacio.
-
Estimula el
reconocimiento mutuo por el olor.
Efectos a
nivel emocional.
- Estimula y fortalece el
vínculo afectivo o apego: los elementos más importantes que refuerzan la unión
afectiva entre los padres y el niño se ponen en juego durante la proximidad del
masaje: el contacto ocular, el contacto cutáneo, la vocalización y comunicación,
las respuestas del bebé al progenitor y el mutuo aprendizaje y conocimiento
entre ambos.
- Hace al adulto sensible
en la interacción temprana con el niño, entendiendo el término de cuidador
sensible como aquel que interpreta las señales del bebé de forma objetiva y es
capaz de ajustarse y responder a ellas con rapidez y eficacia.
- Ayuda a los padres a
sentirse seguros en su capacidad de hacer algo positivo por el niño y recibir
una respuesta también positiva por parte de él. Calma la ansiedad de los padres
y les ayuda a encontrar la sintonía perdida, trastornada por el nuevo
acontecimiento, pues no sólo el recién nacido es el que se enfrenta a un nuevo
mundo; la vida de los padres también cambia.
-
El masaje ayuda a
encontrar un ritmo común entre el niño y la madre: durante el masaje se crea un
determinado ritmo debido a los movimientos de la madre y a su sincronización
con el bebé.
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