Autora: Pilar
Estévez Casellas, Terapeuta de APSA.
La Anorexia nerviosa es un Trastorno de la Conducta Alimentaría, se caracteriza por el miedo a engordar y la alteración de la percepción corporal, lo cual altera los hábitos de ingesta.
La edad de inicio de la anorexia nerviosa
habitualmente es entre los 14 y los 18 años, por lo que la adolescencia la
podemos considerar una etapa de riesgo para padecerla.
Por lo general, la consideración que hacen estas personas de sí mismas viene condicionada por la opinión que poseen sobre su aspecto físico. Resulta frecuente que las personas con este trastorno tengan baja autoestima y tiendan a mostrarse muy perfeccionistas.
Habitualmente las personas que sufren anorexia nerviosa no recurren a buscar ayuda e intentan esconder su problema todo el tiempo que les resulte posible.
En la Anorexia Nerviosa se pueden considerar dos subtipos:
Anorexia Restrictiva: seria aquella en la que la persona que la padece se restringe en la alimentación y/o realiza un ejercicio físico excesivo.
Anorexia Purgativa, seria aquella en la que la persona va alternando periodos de restricción de comida con atracones alimentarios que compensa habitualmente con vómitos, laxantes, diuréticos…
Vamos
a comentaros características frecuentes que poseen las personas que padecen una
anorexia nerviosa:
- Están excesivamente preocupados y angustiados por ganar peso.
- Siempre se produce una disminución del peso.
- En muchas ocasiones, se distorsiona la imagen corporal y se ven gordos/as aún estando por debajo de su peso.
- Habitualmente se tiene tan bajo peso que la menstruación desaparece (esto se llama “amenorrea”).
- No suelen considerar que padecen una enfermedad, consideran normal su conducta alimentaría.
- Tienden a aislarse de los demás, en muchas ocasiones, por ocultar su enfermedad.
- Presentan habitualmente estreñimiento.
- El pelo se cae con mayor frecuencia y se percibe débil.
- Puede aumentar el vello corporal.
- La piel se muestra seca y amarillenta.
De cara a un tratamiento adecuado de esta enfermedad hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
Tratamiento psicológico: Es necesario para que se puedan realizar cambios perdurables en los pensamientos distorsionados y las emociones negativas que el enfermo tiene acerca del peso y la importancia del aspecto físico en su vida.
Este tratamiento puede ser tanto en sesiones individuales como grupales junto a otras personas que afronten la misma enfermedad y, en algunos casos, con personas de la familia (padres, hermanos, pareja, etc.).
Tratamiento nutricional: Es fundamental para informar al enfermo sobre hábitos adecuados de alimentación y advertir sobre el riesgo de adherirse a dietas innecesarias y en muchas ocasiones, no controladas por un profesional sanitario.
Tratamiento farmacológico: Está recomendado a aquellos pacientes que por su enfermedad precisen fármacos en combinación con tratamiento psicológico, o para resolver sintomatología asociada, como depresión, ansiedad o impulsividad.
De todos modos, es importante que tengamos claro que no todas las personas somos iguales ni necesitamos los mismos tratamientos, por eso es fundamental seguir los consejos de los profesionales de la salud especializados en el problema e involucrarse toda la familia en el cuidado y recuperación del enfermo.
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