Cuando intentamos hablar de
robótica, lo primero que sugiere a los más mayores y que no están tan
familiarizados con la tecnología son esas películas de ciencia ficción de la
década de los 80 y 90 con todo ese amasijo de cables. Nos viene muchas veces a
la cabeza el concepto de humanoide para representar a un robot pero estamos
lejos de la verdadera definición. Sin ir
más lejos, utilizamos robots a diario
que nos facilitan la vida cotidiana y no somos conscientes de que realmente
tenemos ante nosotros a un robot.
Por tanto, ¿qué es un robot? La
definición que viene en los diccionarios describe en la práctica a un sistema
electromecánico que es conducido por un programa o por un circuito eléctrico.
Sin entrar en más detalle, con una definición tan simple como esta ya podemos
directamente pensar que nuestro aparato ese que se mueve solo por casa y nos
“limpia” en cierta medida, encaja perfectamente con la descripción de: robot.
Más allá de este simple ejemplo, podemos pensar en muchos otros tipos dentro
del propio hogar, en la industria textil, en el ámbito militar, en la creación
y producción de materiales de cualquier fábrica y un sinfín de lugares y tareas
en las que ya están automatizadas por robots.
Una vez despejada la duda de que
es un robot, debemos centrarnos en otra gran parte que queda ahí un poco
abstracta para muchas personas. ¿Qué es un programa? ¿Qué es programar?
Llevándolo a un terreno simple, programar es dar una solución a un problema
resoluble. Luego el nivel de complejidad del mismo puede variar en función de
muchos aspectos o del mismo problema que queramos resolver.
Entonces si juntamos que un robot
es un conjunto de piezas conducidas por un programa y un programa es una
solución para un problema, tenemos a nuestro alcance un arma potentísima para
la educación. Lo que hace la robótica educativa es la presentación de problemas
reales para que los niños y niñas busquen soluciones en todos los niveles. Se
trabaja tanto la parte mecánica como la parte de software y es por esto que
pueden manipular todo y comprobar por sí mismos como de la nada consiguen la
resolución del problema.
El aprendizaje ocurre
especialmente cuando las niñas y los niños están presentes en todo el proyecto.
Cuando se les permite hacer y construir a partir de las ideas que tienen
abstractas en su cabeza. Hacer conjeturas, probarlas y desechar las que no son
útiles en este momento pero que tal vez en otro futuro proyecto sí que sirvan.
Están creando, anexionando sus ideas y reorganizándolas en su propia mente.
Resuelven un problema en la clase pero realmente están poniendo una sólida base
de conocimientos que luego la podrán extrapolar en el resto de ámbitos de la
vida. ¡Y todo esto mientras se divierten! ¿No es increíble el poder de la
robótica educativa?
Además de esto, cuenta con
muchísimos factores positivos que se van desarrollando a lo largo de las
clases.
• Se
fomenta la creatividad.
• Se
promueve experimentar, donde equivocarse es parte del aprendizaje e incluso
necesario para autodescubrir otras
utilidades.
• Desarrollar
habilidades mecánicas.
• Capacidad
de observación y análisis.
• Desarrollo
de habilidades sociales al trabajar en grupo.
Y es que la cantidad de
conocimientos que están desarrollando sería abrumadora si no fuese porque lo
están aprendiendo sin ni siquiera darse cuenta. Mientras están en un ambiente
relajado y divertido están absorbiendo capacidades de;
• Física
• Lógica
• Matemáticas
• Programación
• Diseño
• Resolución
de problemas
• Razonamiento
estratégico
En definitiva, la robótica
educativa les abre un mundo mucho más amplio que el mero hecho de ser usuarios
y usuarias pasivos de la tecnología. Porque digámoslo claro, no podemos
considerar a los y las menores de la casa como grandes conocedores de la
tecnología solamente porque le demos una tablet o un smartphone y sepa como
desbloquearlo y acceder a la fuente de diversión que ellos consideren, ya sea
videos de YouTube o sus juegos favoritos. Prácticamente están chapoteando
encima de un océano inmenso de conocimiento.
Y por supuesto, que desde aquí no
queremos decir que la culpa sea del propio niño o niña por no saber bucear en
ese océano a su suerte. Muchas veces se debe a que los propios adultos, adultas
y los centros educativos no estamos preparados en el tema y que el mundo
tecnológico avanza a una velocidad tal, que parece que es imposible adaptarse y
llegar a entenderlo. Por suerte y aunque
todavía estamos empezando, la tecnología empieza ya a asomar como un pilar
fundamental en los contenidos educativos.
En esta sociedad que ya considera
a los niños y las niñas como nativos digitales por haber nacido rodeados de
dispositivos, es importante que les enseñemos desde temprana edad la
importancia del análisis y el razonamiento. Hacerles disfrutar de toda la
tecnología que existe pero desde un punto analítico y constructivo. Que la
robótica sea un punto de partida a desarrollarse mientras se divierten.
Desmitificar a la programación y considerarla como una gran herramienta para el
futuro.
Una cosa esta clara, la
tecnología ha venido para quedarse y todos los informes aseguran que de manera
definitiva. Se espera que las empresas tecnológicas generen millones de puestos
de trabajo en un futuro no muy lejano y cuanto antes seamos capaces de
acostumbrar desde la infancia a trabajar con tecnología y saber cómo
utilizarla, mejor será para su futuro laboral. Independientemente de si luego
guían su carrera profesional por una rama de la ingeniería o no, saber
desarrollarse de forma efectiva con todo lo electrónico les podrá servir para
poder seguir entendiendo las futuras generaciones tecnológicas.
Autor: Javier Marco
Profesor de robótica
Biografía:
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