Tendemos a pensar en la higiene
de la boca en bebés y en niños y niñas centrándonos en la dental, desde el
momento en que son capaces de utilizar, a su manera, un cepillo de dientes. Sin
embargo, se debe prestar atención a la higiene oral del bebé incluso antes de
la erupción dental.
Lo ideal sería que limpiaras la
boca de tu bebé después de darle el pecho o el biberón, para retirar los restos
de leche y evitar su fermentación. Como mínimo deberías hacerlo una vez al día,
preferentemente por la noche, introduciendo tu dedo índice limpio y envuelto en
una gasa humedecida para no erosionar sus mucosas, y recorriendo con
movimientos suaves y circulares la superficie de las encías, sus caras
laterales, el interior de las mejillas, el paladar y la lengua.
Al principio parece difícil
hacerlo, pero en poco tiempo tú te acostumbras y el bebé también. Retira lo que
puedas, sin profundizar demasiado y hasta donde tu bebé necesite y/o admita. Si
la lactancia es materna al principio tendrás poco que retirar, porque una buena
succión del bebé hace que la leche caiga casi directa del pezón a su garganta.
Pero a medida que tu bebé va creciendo la distancia entre el pezón y la
garganta aumenta y es más fácil que queden restos de leche en su boca.
Cuando comience su dentición,
alrededor de los 6 meses, pon especial cuidado en limpiar sus dientes desde el
primer día. Su esmalte es todavía frágil y, por lo tanto, más vulnerable a los
ácidos que las bacterias forman durante el proceso de fermentación. Puedes
hacerlo frotándolos suavemente con una gasa empapada o con un dedal de silicona
especial para bebés (los venden en farmacias). También hay geles que ayudan con
la erupción dentaría, pero por otro lado se ha comentado que hacen que tarden
más en salir, ya que endurecen las encías. Esto último no lo he comprobado
nunca, lo que si he probado es humedeciendo la gasa en manzanilla fresquita, ya
que es una planta natural con propiedades antiinflamatorias y calmantes.
Llegado el momento de la
alimentación complementaria no pruebes su comida con los cubiertos que utilizas
para él o para ella, ni soples sobre los alimentos para enfriarlos. Ten en
cuenta que puedes transmitirle bacterias de tu saliva y que la flora bacteriana
de los bebés es diferente a la de los adultos. Por la misma razón, nunca
pruebes un biberón para saber si está a la temperatura adecuada, ni utilices tu
boca para limpiar chupetes, mordedores, o cualquier utensilio que tu bebé se
lleve a la suya.
¡Mima cuanto quieras a tu bebé,
pero evita besarle directamente en la boca y cuida tu propia salud oral!
Procura limpiar su boca después
de darle alimentos ricos en carbohidratos (leche, papilla de frutas, de
cereales, zumos, galletas, pan, arroz…) y, especialmente, por la noche. Esta
limpieza debes hacerla después de cada amamantamiento si continúas con
lactancia materna a demanda nocturna y, si es artificial, tras el último
biberón. Ten en cuenta que cualquier alimento fermentable (incluida la leche
materna, aunque en menor medida que la de fórmula) tiene potencial de generar
caries, y la salivación, que contribuye a arrastrar los restos alimenticios y
contiene anticuerpos protectores, disminuye considerablemente durante el sueño.
Alrededor de su primer cumpleaños
puedes comenzar a limpiar su dentadura con un cepillo de cabezal pequeño y
suave adecuado para su edad. No es necesario, ni recomendable, que utilices aún
un dentífrico, aunque sea infantil. Lo más importante de la limpieza dental es
el arrastre de la placa bacteriana, mediante una buena técnica de cepillado.Hay
varias formas de hacerlo, una de ellas es con el bebé sentado sobre tu regazo y
su espalda sobre tu abdomen, colócate frente a un espejo y mueve el cepillo con
movimientos hacia abajo desde las encías. Otra forma es tumbado sobre la cama o
sofá, que así lo ves bien, y puedes moverle la cabeza hacia arriba y abajo para
poder cepillar todas las áreas con movimientos como en el anterior descrito,
desde la encía hasta el diente (técnica del rosa al blanco).
Hacia el segundo cumpleaños es un
buen momento para que las niñas y niños comiencen a manejar el cepillo y a
aprender, progresivamente, a realizar la higiene dental de forma efectiva,
aunque hasta los 8-10 años tendrán que hacerlo bajo supervisión ya que hasta
que no tengan una buena destreza al manejar sus manos, no podrán hacerlo solos
o solas. Podemos considerar que cuando se atan los zapatos o hacen un circulo
completo bien hecho, ya tienen buena destreza y puedes dejar que se cepillen
solos,bajo la supervisión de un adulto, pero sin necesidad de que lo hagas tú
por ellos.
La edad de acudir al
odontopediatra dependerá de cómo se porte el niño o la niña frente a las
consultas médicas. Generalmente suele ser al terminar la erupción de la
dentición temporal, alrededor de los 30 meses de edad que ya tienen las 20
piezas de leche (10 por arcada; 4 molares, 2 caninos y 4 incisivos).En este
periodo no se tienen premolares y sería un buen momento para acudir al dentista
para ver si esta todo correcto y en caso contrario ver qué se podría hacer.
Autora:
Laura Oñate Marti
Higienista Dental Nº colegiada
267
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