La semana pasada una
amiga me dijo que en la guardería le habían comentado que el niño se sentaba
con las piernas en W. Le aconsejaron que le corrigiese sentándole con los pies
hacia delante, porque era malo. Vino apurada a vernos al centro y me preguntó:
“¿Es
realmente tan malo que el niño se siente en W?”
Esta es una duda que
muchos padres y profesionales que trabajan con niños pequeños suelen
plantearnos. Así que, a raíz de ello, me he decidido a escribir este post para
aclarar algunos aspectos relacionados con esta situación.
Durante la infancia y la
niñez, los niños pasan mucho tiempo jugando en el suelo. Es relativamente
frecuente observarles sentados con las piernas en W. Un niño se coloca sentado en W cuando juega a
cuatro patas o arrodillado con las rodillas abiertas y el culete muy abajo, llegando a
apoyarlo en el suelo, de modo que éste queda
situado entre los talones, tal y como muestra la imagen:
fuente
imagen: www.shutterstock.com
Existe bastante
controversia al respecto de si sentarse en W es malo o no para el desarrollo
motor y óseo del niño. Habitualmente en las guías para padres sobre manejo y
cuidado de bebés y niños pequeños, en revistas infantiles y desde los diferentes
servicios educativo-sanitarios que atendemos a niños pequeños, (presenten o no
riesgo de problemas motrices)… solemos aconsejar evitarla y corregirla, puesto
que podría llevar asociados:
- Problemas en la alineación de las piernas, frecuentemente meter o sacar un pie al caminar.
- Menos tiempo de juego en el suelo cambiando de posición, por tanto menos práctica motriz gruesa.
- Menos tiempo practicando equilibrio sentado en el suelo, por la gran base de apoyo que proporciona esta postura de las piernas.
¿Por qué sentarse en W
sitting no es anormal para el bebé y el niño pequeño?
Durante su desarrollo
músculo-esquelético, los bebés y niños pequeños presentan de manera fisiológica
mayor antetorsión femoral (es decir, torsión hacia dentro de la parte baja del
fémur). Ésta va decreciendo a lo largo de la niñez, alcanzando valores similares
a los del adulto cuando el niño supera los 8 años de edad.
Dicha torsión natural del
fémur hace que al niño pequeño no le resulte incómodo estar sentado en W puesto
que para él es más fisiológico estar sentado así que girar las piernas hacia
fuera y colocarse sentado en indio como lo haría confortablemente un
adolescente o un adulto. En consecuencia, aunque le digamos “siéntate bien”, el
niño pequeño volverá a colocarse de esta manera en cuanto deje de estar atento a
su postura. De hecho está documentado
que un 10% de la población infantil se sienta en W. Por esta razón, en la actualidad ya no se da
tanta importancia a que el niño se siente en W si no existen otros problemas
asociados que puedan suponer un trastorno para el desarrollo motor y/o
músculo-esquelético.
¿Cuándo debemos evitar la
W sitting (y con ello nos referimos a pasar largos ratos jugando sentado en W,
no a colocarse así ocasionalmente)?
- Cuando el niño haya presentado a lo largo de su desarrollo problemas en las caderas (displasia, inestabilidad…), pues no permite un buen trabajo de la musculatura glútea encargada de estabilizarlas.
- Cuando el niño meta o saque un pie al caminar, ya que éste hecho, aunque suele resolverse por sí mismo en el 90% de los casos, sí va asociado a un aumento de la antetorsión femoral y, como hemos comentado con anterioridad, en el periodo de edad en el que el niño presenta una antetorsión elevada del fémur suele sentarse en W.
- Cuando el niño presente un trastorno del desarrollo motor (ya sea neurológico, muscular u óseo) y así lo indique su médico especialista o su fisioterapeuta.
¿Cómo podemos organizar el
entorno de juego cuando hay necesidad de
reducir el tiempo que un niño permanece sentado en W?
En
el niño que se pone de pie y camina, buscaremos actividades que le inviten a
levantarse del suelo, agacharse y levantarse desde cuclillas, sentarse y
levantarse a de pie, jugar de pie o cambiar de posición más frecuentemente.
Si se tratase de un bebé o niño pequeño que aún no se mantiene de pie, conviene ganar estabilidad en las caderas y variar su postura de juego. Algunas sugerencias útiles podrían ser: evitar que el suelo sea muy resbaladizo para que las piernas no se le abran demasiado cuando se ponga a cuatro patas (por ejemplo: colocando en su lugar de recreo una alfombra o un tapiz de material antideslizante); si le vemos sentado en la posición, cambiar el juguete que le interese de sitio (más arriba, lo girarlo a un lado…), de manera que sea él solo quien intente cambiar la postura (girar el culete para sentarse de lado o con las piernas hacia delante, levantar el culete para subir a cuatro patas o de rodillas…).
En niños que presentan alteraciones neuromotrices (hipotonía, hipertonía, espasticidad) o alteraciones ortopédicas conviene estudiar cada caso en particular, por si fuera necesario introducir otros cambios en el entorno y/o dispositivos de asistencia-control ortopédico. Para ello debes consultar con tu médico especialista y/o fisioterapeuta de referencia.
Autora: Maribel Ródenas Martínez
Fisioterapeuta del CDIAT de APSA
Fisioterapeuta del CDIAT de APSA
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