Autora: Pilar Estévez Casellas, Terapeuta de APSA.
La siesta de los
niños, es para muchos padres un aspecto muy importante, puede determinar en
gran parte pasar una tarde agradable con tu hijo, o una tarde para olvidar.
Una siesta adecuada,
en muchas ocasiones, marca la diferencia entre unos comportamientos positivos y
otros disruptivos en el niño. Por otro lado, además puede ayudar al niño ha
hacer más fácil la transición a la hora de acostarse por las noches.
¿Por qué es tan
importante realizar la siesta como una rutina? Sin duda, el sueño es un requisito muy importante para
tener buena salud y, para que los niños más pequeños duerman lo suficiente,
suele ser necesario que dediquen un rato a dormir durante el día.
A lo largo de la primera infancia, los niños experimentan un rápido desarrollo
físico y mental y las siestas dan al cuerpo y a la mente el tiempo de descanso
que requiere para desarrollarse y reponer fuerzas. La mayoría de los preescolares suelen necesitar tomar la siesta porque durante el día son muy
activos, corren y juegan por todas partes, así que es una buena idea darles una
oportunidad para que descansen y se tranquilicen un rato. Incluso si su hijo(a)
no puede dormir, es bueno reservar un momento relajado durante el día para
tranquilizarse.
De este modo,
impedimos que los niños lleguen a estados de agotamiento, algo que no solo afecta
de modo negativo a su ánimo, sino que hace
difícil que después se pueda conciliar el sueño. Por último, no debemos
olvidar, que ese rato de la siesta infantil otorga a los padres un momento de
descanso, que pueden usar para hacer tareas necesarias o para relajarse.
La mejor manera
de propiciar que su hijo(a) tome siestas es fijar una rutina, tal y como lo
hace cuando es hora de dormir. Es normal que el niño no quiera perder nada de
la acción y se resista a dormir una siesta, pero hay que mantener la
rutina constante.
Hay que explicar
al niño(a) que es un tiempo para estar tranquilo y que debe acostarse, pero que
si no logra dormir no pasa nada y puede jugar tranquilamente en la habitación.
A continuación, os aportamos algunos trucos para fomentar que duerman la siesta:
- Conviene que la siesta no sea demasiado tarde para no interferir con el sueño de la noche. Justo después de comer, es cuando nuestro organismo está más propicio al sueño, por lo que debemos fomentar la siesta en ese momento.
- Tenemos que hacer un esfuerzo y tener en cuenta la siesta al organizar el día de nuestro hijo. Si por ejemplo, el niño dormiría su siesta sobre las tres, no organicemos actividades movidas para esa hora.
- Fomentaremos a esa hora establecida, cualquier aspecto que el niño relacione con el sueño y el estado de relajamiento, como algún muñeco, música tranquila, la lectura de un cuento... Si lo realizamos a diario se establecerá una rutina, lo que hará que el niño asocie ese rato del día al sueño y le produzca somnolencia.
- Es mejor no llamarla "siesta", tampoco debemos usar pijama, ni decir que tiene que dormir. Si no desea irse a la cama, puede quedarse en el sofá o sobre una manta en el suelo y unos cojines, entretenido con un cuento o un juguete tranquilo. Basta con que ese rato lo asocie con un tiempo de descanso.
- No debemos luchar con él para que duerma la siesta, esta no debe convertirse en un motivo de disputa. No es grave que un día no quiera dormir, pero conviene procurar no romper el hábito.
- Es mejor no dejarle a oscuras, debemos dejar que haya luz natural aunque un poco atenuada para ayudar a la relajación. La siesta es diferente al sueño nocturno y esa diferencia la debe percibir el niño.
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