¿QUÉ SON LAS
DISLALIAS?
Las dislalias son las más frecuentes y
conocidas de todas las alteraciones del habla y las que tienen el pronóstico
más favorable.
Las dislalias son dificultades en la
articulación de algún o algunos fonemas bien por ausencia o alteración de
algunos sonidos concretos del habla o por la sustitución de estos por otros, de
forma improcedente.
La dislalia funcional es la más frecuente
y se caracteriza por un mal funcionamiento de los órganos articulatorios. El
niño desconoce o realiza incorrectamente el punto y modo de articulación del
fonema a pesar de no existir ninguna causa de tipo orgánica.
Dentro de ella distinguimos:
· Trastornos
fonéticos: alteraciones de la producción. La dificultad está centrada
básicamente, en el aspecto motriz, articulatorio, es decir, en principio, no
hay confusiones de percepción y discriminación auditiva. Son niños con errores
estables, que cometen siempre el mismo error cuando emiten el sonido o sonidos
problemáticos. La dificultad aparece por igual en repetición que en lenguaje
espontáneo.
·
Trastornos
fonológicos: la alteración se produce a nivel perceptivo y organizativo, es
decir, en los procesos de discriminación auditiva, afectando a los mecanismos
de conceptualización de los sonidos. La expresión oral es deficiente, pudiendo
llegar a ser, según la gravedad del trastorno, prácticamente ininteligible. Los
errores suelen ser fluctuantes. Por lo general, puede producir bien los sonidos
aislados, pero la pronunciación de la palabra suele estar alterada y no la
generaliza en el lenguaje espontáneo.
¿QUIÉNES SON LOS NIÑOS Y NIÑAS CON DISLALIAS?
Los niños y niñas que presentan dislalias en su habla presentan:
·
Una presencia de
errores en la articulación de sonidos del habla (Sustitución, distorsión,
omisión o adición) al principio, en medio o al final de las palabras, tanto en
su lenguaje coloquial como en repetición de esos sonidos cuando se le da un
modelo de palabra que los contenga.
·
Suelen tener
más de cuatro años, antes de esta edad es bastante común la presencia de
errores articulatorios.
·
No existe
evidencia, ni diagnóstico de hipoacusia, trastornos neurológicos, deficiencia
mental, ni cambio idiomático.
¿QUÉ
DEBEMOS HACER?
Es importante acudir al logopeda quien será
capaz de diagnosticar que tipo de dislalia y a que fonemas esta afectando. A
partir de esta información podrá elaborar un plan de intervención.
Es fundamental realizar una intervención
precoz y adecuada, por la influencia negativa que puede ejerce sobre la
personalidad del niño, su capacidad comunicativa y su adaptación social, así
como en su rendimiento escolar.
¿CÓMO PODEMOS AYUDARLOS?
- · Háblale despacio y de forma clara, con un lenguaje adulto evitando los diminutivos y el lenguaje infantilizado.
- · Háblale correctamente y no imites su forma de hablar.
- · No realices enunciados desordenados o interrumpidos. Es conveniente dar la información o instrucción de forma clara adaptando la longitud de éstos a la capacidad del niñ@.
- · Respeta sus tiempos para responder a tus preguntas o a las preguntas de otros, no contestes por él/ella.
- · Señala o marca tiempos de intervención. Intenta que respete los turnos de comunicación.
- · Habitúale a que sepa escuchar y que también sea escuchad@.
- · Mírale a los ojos al hablarle, así se acostumbrará a hacerlo también.
- · No corrijas inmediatamente sus producciones erróneas, hazlo de forma indirecta utilizando esa palabra en una frase para que la escuche bien dicha. (Ejemplo: “el pero ladra” y se le dice “el perro que juega con ese niño ladra muy fuerte”).
- · No intentes corregir sus errores fonológicos (ésa es labor del logopeda), limítate a que te oiga correctamente y comprenda lo que quieres decir.
- · No hagas burla ni te rías de los errores articulatorios que cometa.
- · Intenta que sienta que le comprendes, haz esfuerzos por comprenderle y que no se sienta frustrad@.
- · Siempre que el niñ@ inicie una conversación intenta que ésta se mantenga el mayor tiempo posible.
- · Contesta a las preguntas que supongan ampliación de conocimientos. Contesta a las preguntas
- · Aprovecha vuestro tiempo juntos para hablar, jugar con él/ella, leerle cuentos, dibujar...
- · Pídele que te explique las cosas que está viendo, el juego con el que está jugando,... con el fin de conseguir compartir cosas.
- · Después de hacer una actividad interesante, como viajes, cumpleaños, excursiones, ver una película en el cine... comenta con él todo lo que ha ocurrido, habla de ese acontecimiento, cuenta lo que ha pasado...
- · Utiliza preguntas abiertas. Anímale a contestarte con algo más que sí o no. Amplía sus mensajes.
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