Autora: Pilar
Estévez Casellas, Terapeuta de APSA.
La
Adolescencia, es sin
duda, un momento en la vida de toda persona donde se pueden sentir intensas
emociones así como es habitual que se produzcan enfrentamientos con los padres
y otros adultos.
De cara
a apoyar y ayudar a nuestros hijos en esta etapa evolutiva es importante que
tengamos claras las características y problemas normales y comunes a todos los
adolescentes, como vamos a comentaros a continuación.
Hay dos
cambios importantes en la pubertad, los fisiológicos,
estos son, cambios físicos que el niño va a experimentar, y los
psicológicos, que aún considerándose como normales, cogen
desprevenidos a muchos padres y se angustian temiendo que a su hijo le suceda
algo malo.
Los
cambios físicos suelen aparecer a partir de los diez u once años en las niñas y
un poco después en los varones. Debido a lo rápido que se transforma su cuerpo, muchos
adolescentes se preocupan por su aspecto y necesitan ser tranquilizados. Lo
ideal es informarles antes de estos cambios que se van a producir en su cuerpo
para que no les pillen desprevenidos.
Todos estos cambios a nivel físico, usan gran
cantidad de energía, lo cuál podría explicar la necesidad de los adolescentes de
dormir más y levantarse en muchas ocasiones más tarde o costarles más
levantarse por las mañanas.
De
todos modos, es importante tener en cuenta que cada persona tiene su propio
ritmo de desarrollo y no olvidemos observar a cada adolescente de manera individual.
A nivel
psicológico, se producen grandes cambios emocionales, que aunque son positivos,
resultan confusos e incómodos para los adultos y para el propio sujeto.
Para
crearse una nueva forma de ser en el mundo… los adolescentes necesitan salir de
sus casas. Podemos decir que el grupo de amigos se convierte en lo más
importante en ese momento, porque con
ellos van a construir su nueva subjetividad.
Los
padres pasan a un plano secundario y los jóvenes se involucran mucho tiempo en
actividades como, hablar por teléfono, escuchar música, consultar el ordenador,
salir…
Por
otro lado, se producen más conflictos y discusiones con los padres, debido a su
necesidad de independizarse.
Para
ser más independientes, intentan nuevos caminos que les alejan de sus familias;
pero al enfrentarse con dificultades, se irritan y disminuye su confianza en sí
mismos; lo que los lleva de nuevo a acercarse a sus padres que deben
proporcionarles apoyo y cariño.
En
términos generales debemos tener en cuenta unas pautas a seguir:
· Razonar el
tiempo necesario una decisión que hemos tomado respecto a la conducta de
nuestro hijo y una vez tomada mantenerse constantes los dos padres en ella
aunque cueste mucho trabajo. Debemos esforzarnos en no crear contradicciones,
no mandar hoy una cosa y mañana otra porque nos quedamos sin credibilidad.
·
No dejarnos
llevar por el enfado o ira, ya que podemos dar ordenes o tomar decisiones que
luego tendremos que corregir por inadecuadas.
· Mostrar
paciencia, ellos intentarán imponer sus condiciones y criterios ante las cosas,
y debemos razonarlo todo con ellos.
· Manifestar
interés por las cosas que ellos consideran importantes, no podemos exigir, dar
órdenes y luego desaparecer cuando ellos necesitan compartir algo con nosotros.
· Recordar valorar
todo lo adecuado y bueno que hagan, es importante reforzar lo positivo, aunque
nos parezca que es su deber, puesto que en esta crisis de la adolescencia a
ellos todo esto les supone un esfuerzo.
· Reconocer
cuando nos veamos desbordados por la situación y si es necesario pedir ayuda a
un profesional que nos oriente.