Autora: Pilar Estévez Casellas, Terapeuta de APSA.
La
adolescencia es una etapa difícil, es común
que la mayoría de los adolescentes no sepan aún cómo solucionar sus
problemas ni actuar ante algunas situaciones que se les van presentando.
Podemos
decir que aun carecen de madurez suficiente para afrontar los problemas y se
muestran muy sensibles a ellos, esta incapacidad hace que aparezcan, en
ocasiones, síntomas de depresión e incluso, ideas de suicidio. Sin duda, seria un modo de escapar a una situación conflictiva
que el adolescente no sabe como manejar.
-Conflictos en la familia: En ocasiones el clima familiar es adverso, hay discusiones constantes, ausencia o falta de demostración de afecto por parte de los padres, escasa comunicación, falta de interés de los padres por sus hijos, ambiente excesivamente exigente o rígido, problemas de adicciones en los padres, falta de respeto entre miembros de la familia, llegando incluso en algunos casos a existir problemas de violencia familiar. El adolescente puede sentirse desanimado e incapaz de afrontar estas circunstancias.
- La muerte de una persona muy querida. Para un adolescente que aun no posee una madurez emocional adecuada es muy difícil afrontar la pérdida de una madre, un padre, hermano o alguien que sea muy cercano a él. Puede llegar a pensar que no merece la pena vivir sin esa persona que ha fallecido y a presentar síntomas graves de depresión.
- Dificultades amorosas: A veces, simplemente porque se producen impedimentos a que una relación se inicie o prospere. También puede ocurrir que una relación muy significativa e importante para el adolescente se rompa. El dolor emocional que esto provoca puede llevar al adolescente a padecer síntomas de depresión y a considerar la idea del suicidio para dejar de sufrir.
- Problemas en el ambiente escolar: Ser víctima de humillaciones e insultos por los compañeros de clase y carecer de amistades que te apoyen o te sirvan de desahogo en esas situaciones puede llegar a desbordar emocionalmente a un adolescente.
- Fracaso escolar: Cuando las exigencias y las expectativas de los padres son muy altas y los hijos no creen que tengan la capacidad para alcanzarlas, pueden temer tanto la reacción de sus padres que pueden plantearse como solución el suicidio.
- Problemas con el alcohol y las drogas: Hacen que el adolescente pierda el control de su vida y le resulte más complicado integrarse socialmente. Los adolescentes que se encuentran inmersos en este problema pueden no saber como salir de el y poco a poco caen en una espiral de depresión y mayor consumo de sustancias nocivas.
- Enfermedades mentales: Afectan de un
modo rotundo y negativo en el adolescente y hace que le sea muy complicado manejar
su vida en estas circunstancias. Por ejemplo, al iniciarse el Trastorno esquizofrénico existe mucho riesgo
de suicidio, puesto que al inicio de la enfermedad se es consciente del
derrumbe psicológico que se produce y sus consecuencias. También serian muy
peligrosos los trastornos de ansiedad, depresión, personalidad, alimenticios…
Se puede contribuir a cambiar las actitudes peyorativas hacia los enfermos mentales, por ejemplo no usando etiquetas, tales como: “anormales”, “tarados”, “locos”, y cambiando también como se considera su malestar emocional porque si les consideramos “blandengues” y otros apelativos de este tipo contribuimos a esa imagen negativa y reducimos sus posibilidades de buscar apoyo en los demás.
Valoro muy positivamente esta aportación ya que ayudará a facilitar el entendimiento de una problemática cuya prevalencia va en aumento y de la que nos enteramos, muchas veces cuando es demasiado tarde. Los problemas interiorizados en los más jóvenes requieren estar atentos, conectar con ellos y ellas para que nos sientan suficientemente cercanos como para compartir sus sensaciones y sentimientos. peralbo@ran.es
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