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miércoles, 20 de marzo de 2019

RABIETAS EN LA INFANCIA




Las rabietas infantiles forman parte del desarrollo y no se tienen que considerar algo negativo. Según sea el temperamento del niño o la niña, la rabieta se dará de forma frecuente, regular o en pocas ocasiones.
Basándonos en nuestra experiencia, cuando los padres y las madres aprenden cómo manejar esta etapa, el resultado son niños y niñas más tranquilos y tranquilas, felices y equilibrados y equilibradas emocionalmente.

¿QUÉ ES UNA RABIETA?

La rabieta es una explosión emocional, un estado de impaciencia y enfado propio de la etapa infantil, que sirve como canal para expresar emociones negativas de rabia o enfado. Ésta puede aparecer porque no ha conseguido lo que deseaba, como seguir jugando cuando le dicen que hay que ir a dormir; también puede ser porque algo no le ha salido como esperaba, como querer dibujar una casita y no saber hacerla.

Este tipo de situaciones ponen a los más pequeños y pequeñas en contacto con emociones negativas y de forma intensa, expresando el disgusto que siente en ese mismo momento y sin saber cómo gestionar esa frustración.




¿CUÁNDO SURGEN?

Las rabietas, habitualmente, comienzan entre los 12 y 18 meses de edad, empeoran entre los 2 y 3 años, disminuyen hacia los 4 años, y, en algunos casos, no se vuelven a presentar.

Entre el primer y el cuarto año de vida están forjando su personalidad y comenzando a querer tomar sus propias decisiones y tener sus preferencias, pero ante la negativa de sus familiares y educadores, se produce una frustración que da paso a las rabietas. Son momentos de aprendizaje, necesitan aprender a regular la intensidad de sus emociones negativas y esto lo conseguirán con entrenamiento. Por lo que este periodo, aunque nos parezca incómodo, es necesario e importante para que puedan aprender a tolerar sus frustraciones y a autorregularse.

A partir de los 18 meses y, sobre todo, de los 2 años en adelante, la niña o el niño ha  ganado ciertas habilidades y madurez que le hacen ser más independiente. Esta nueva autonomía le da algo de poder. Ahora sabe expresar sus deseos con gestos y palabras y espera obtener una respuesta inmediata y positiva por parte de su padre, madre y cuidadores.

¿POR QUÉ SURGEN?

Existen muchas causas que pueden desembocar en una rabieta:

- Llamar la atención. La primera rabieta empieza solo por llamar la atención, y rara vez para manipular.

- Celos. Van dirigidos a un hermano o hermana cuando su deseo de conseguir algo no se cumple.

- Querer algo que no tiene. Deben aprender a esperar y a aceptar lo que les decimos.

- Intentar probar su independencia. Cuando intentan hacer algo y no les sale, intentamos ayudarle, pero no quiere esa ayuda, se frustra por qué no puede hacerlo solo.

- Frustración interna. La sensación de no ser capaz de expresar totalmente lo que quiere debido a una falta de habilidades lingüísticas.

- También hay que tener en cuenta que cuando las niñas o niños están cansados o cansadas, hambrientos o hambrientas o incluso cuando están a punto de ponerse malitos o malitas están más irritables y son más propensos y propensas a las rabietas.



¿CÓMO SOBREVIVIR A LAS RABIETAS?




  • Antes de las rabietas (prevención)



- No vivirlo como algo dramático y agotador. Hay que verlo como algo positivo, una oportunidad para seguir educándole.

- Háblale con tranquilidad y, sobre todo, escúchale.

- Potencia que exprese sus deseos; debemos darle la capacidad de elegir, ofreciéndole alternativas.

- Sabemos qué les gusta y por supuesto qué les enfada. Por eso, para evitar enfados innecesarios, hay que dejar siempre claras nuestras intenciones antes de hacer algo.

- Es importante que todas las personas que cuidan al niño o niña sigan las mismas normas, que deben ser pocas y muy concisas. Ofrecerles pocos "no" pero claros.

- Mantener los objetos prohibidos fuera de su vista y de su alcance; hay ocasiones en las que se debe ser firme (el fuego quema, los cuchillos cortan. No es no).

- Ajustar las normas y expectativas a su edad. Ponte en su lugar y no le exijas que se comporte como una persona mayor.

- Sé flexible y comprensivo. Las niñas y los niños tienen días mejores y días peores.
  •  Durante las rabietas



- Hemos de vigilar que la rabieta no se vuelva en su contra, es decir, protegerles para que no se hagan daño, ni a nadie ni a nada.

 - Aunque parecen eternas, su desgaste físico y emocional durante una rabieta es tan grande que no suelen durar más de media hora y se reduce a 5 o 10 minutos si mantenemos siempre la misma actitud.

- Por ello, nuestra actitud debe ser tranquila y firme. Si durante la rabieta ven que bajamos la guardia, ésta durará más. Si por el contrario, nos mantenemos con una actitud firme, el enfado durará poco.

- Evitar ponerte a su altura; responder a una rabieta alzando la voz o de malas maneras solo empeorará la situación.

- No trates de razonar durante la rabieta, simplemente utiliza explicaciones cortas, y si pueden ser acompañadas de contacto físico, como un abrazo, ¡mucho mejor!

  • Después de la rabieta

Una vez pasada la explosión emocional (acompañada de llanto, gritos y pataletas) y una vez que se haya calmado, es el momento de utilizar la lógica y la razón. Ahora es el momento de conversar sobre cuál era la conducta adecuada, los motivos por los que no le hemos dejado hacer una cosa u otra, o cómo puede responder adecuadamente la próxima vez que se enfade.

Poner palabras a sus emociones y acciones de forma fácil y sencilla les ayuda a gestionarlas mucho mejor (identificarlas, nombrarlas y expresarlas de forma correcta en cada contexto).

¿CUÁNDO DEBEMOS PEDIR AYUDA?

Cuando todas estas pautas no funcionan y sentimos que la situación nos sobrepasa, de tal forma que terminamos por darle lo que quiere y evitar así las temidas rabietas; cuando perdemos los nervios y parece que siempre estamos gritando…es el momento de pedir ayuda.

No todos los peques y las peques son iguales o les sirven las mismas pautas, por lo que quizá lo que conocemos no sirve y los consejos que nos dan no funcionan.

Está bien pedir ayuda cuando vemos que no somos capaces encontrar una solución. Buscar el apoyo de alguien profesional indica un deseo de mejorar y aprender para lograr el bienestar del pequeño o la pequeña y obtener nuevas opiniones y pautas desde fuera.

  • A continuación os recomendamos varios cuentos para ayudar a comprender mejor las rabietas y conseguir superarlas.



BIBLIOGRAFÍA







Esther Muñoz Serrano
Técnico en intervención psicopedagógica
CRAE Alicante



martes, 5 de marzo de 2019

LA EVOLUCIÓN DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD Y EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS E HIJAS




Desde los orígenes de la humanidad, las mujeres han tenido que recorrer un camino completo de obstáculos para conseguir cambiar su única función de madre y poder alcanzar así, la posibilidad de participar activamente en la sociedad. Por esta lucha continua de todas ellas con tal de alcanzar la igualdad con el hombre, tanto en el desarrollo social como personal; en 1975, la Asamblea General de la ONU proclamó oficialmente el 8 de marzo como el "Día Internacional de la Mujer".



Partiendo de este acontecimiento y la continua lucha de todas las mujeres hasta conseguir el derecho al voto y el control de su propio cuerpo, seguidamente expondré el cambio que la figura de la mujer ha ido experimentado con el paso del tiempo.
Partiendo de la Prehistoria, cabe destacar que la mujer era considerada como un símbolo de máxima fertilidad (como se ha demostrado con La Venus), puesto que eran las encargadas de dar a luz, cuidar y alimentar a los hijos e hijas. Además, existía ya una división marcada en el trabajo, pues los hombres se dedicaban a la caza, considerada la tarea primordial, mientras que las mujeres a la agricultura, recolección y cuidado de su prole, siendo las tareas secundarias. Por todo ello, cabe destacar que con la mujer primitiva, se comenzaron a formar las primeras relaciones de sumisión.

Siglos más tarde, en el Antiguo Egipto las mujeres eran educadas para desarrollar correctamente las tareas del hogar. Y, aunque existía libre elección al contraer matrimonio, continuaba concibiéndose a la mujer como una simple posesión, puesto que el padre la entregaba al futuro marido. Por lo que, el papel fundamental de la mujer continuaba siendo el de dar descendencia a su marido y efectuar las labores de la casa.

Durante la Edad Media, la figura de la mujer se limitó al cuidado completo de los hijos e hijas, a las actividades domésticas y a todo tipo de trabajos manuales y artesanales, provocando que la educación y el poder civil siguiera reservado a la figura masculina. Así pues, las mujeres eran tratadas como personas infantiles, ya que se las consideraba con los mismos derechos que éstos, siendo políticamente incapaz de efectuar cualquier acto que implicase una toma de decisión propia.

A principios de la Edad Moderna, la situación de la mujer seguía subordinada a su marido y continuaba teniendo que ejecutar el papel de buena esposa y madre. Pero, con la llegada de la Revolución Industrial, el papel de la mujer se transforma, ya que comienzan a volverse útiles para la vida laboral, aunque con salarios más bajos y situaciones precarias de trabajo.

Con la llegada de finales del siglo XIX, las mujeres comienzan a sentirse válidas para la sociedad y surgen las primeras incorporaciones en la campo de la educación universitaria, dejado atrás los principales objetivos que tenían hasta entonces: casarse, tener descendencia y dedicarse plenamente a las tareas del hogar. Además de este gran avance, gracias a los movimientos feministas consiguen el derecho al voto.

El siglo XX se caracteriza principalmente por el reconocimiento, en todos los países, de los derechos de la mujer como persona adulta y en igual de condiciones que los hombres. Asimismo, hubo 
una incorporación masiva al mundo laboral y con la necesidad que ello plateaba, se crearon numerosas guarderías para favorecer y que pudieran mantener sus puestos de trabajo. Este ingreso laboral, supuso una separación infantil cada vez más precoz.


Actualmente, existe un mayor equidad entre la figura del hombre y de la mujer, puesto que ambos comparten las tareas del hogar, el cuidado de los hijos e hijas, compiten por igual en todas las áreas laborales, reciben estudios y formación continua, etc. Cosa que implica la participación de madre y padre en la tarea de crianza de manera compartida, en vez de delegarla en la figura materna únicamente.

Así pues, podemos establecer que se está implantando la coparentalidad, que podemos definir:

“La dimensión conjunta de la parentalidad, una dimensión relacional que requiere algún grado de interacción y comunicación, que supone niveles intermitentes de decisión sobre la misma relación, sobre todo en momentos cruciales y que se desarrolla de manera dinámica y evolutiva en diferentes niveles de una misma continuidad, ubicados entre extremos más o menos positivos de calidad” (Bolaños, 2015).

Por todo lo comentado anteriormente, se puede concluir con que las mujeres podrían considerarse como las grandes olvidadas de la historia, debido a que, desde el principio han sido infravaloradas y consideradas el “sexo débil” de la especie humana, siendo útiles para la crianza y cuidado de los hijos e hijas. Aún así, han luchado y se han reivindicado por sus derechos y valores, consiguiendo colocarse, hoy en día, al mismo nivel que los hombres.




Referencias bibliográficas

1. Bolaños Cartujo, J. I. (2015). Custodia compartida y coparentalidad: una visión relacional. Psicopatología Clínica Legal y Forense,15(1), 57-72.
2. Izquierdo, L., y Zicavo, N. (2015). Nuevos padres: construcción del rol paternal en hombres que participan activamente en la crianza de los hijos. Revista de Investigación en Psicología,18(2), 33-55.
3. Valero, S. F. (2017). Breve historia de la mujer. Ediciones Nowtilus SL.


Lorena Ortín Martínez, alumna en prácticas del CDIAT de San Vicente del Raspeig de APSA. Graduada en Magisterio en Educación Infantil con Mención en Pedagogía Terapéutica.