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miércoles, 31 de enero de 2018

¿QUÉ SON REALMENTE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS?



       

                  Funciones Ejecutivas (FE): “Son actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas”. Bauermeister, 2008.
Las FE están presentes en prácticamente la totalidad de las actividades de la vida cotidiana, y es que, son las que nos diferencian de otras especies animales que reaccionan de manera automática a los estímulos ambientales.
       




Aprovechando el símil que empleó Goldberg en 2004, las FE serían algo así como el director de una orquesta que coordina la ejecución de los músicos. Sin el director, la orquesta podría tocar, pero la música no sonará tan bien.

Por tanto, las FE son los procesos más evolucionados de nuestro cerebro y constituyen el sistema de control y regulación de la mente.

        Dentro de nuestro cerebro, la parte encargada para llevar a cabo las FE, es la corteza prefrontal. Las funciones que se desarrollan en ella son las siguientes:



          Las habilidades cognitivas principales que intervienen en esos procesos y por tanto, componen las FE, son las siguientes:

-      Planificación: Es la capacidad de generar objetivos, desarrollar planes de acción para conseguirlos y elegir el más adecuado en base a la anticipación de consecuencias. Se ocupa tanto de los fines (qué hay que hacer) como de los medios (cómo hay que hacerlo).

Esta habilidad nos permite secuenciar nuestra conducta en base a un objetivo. Por ejemplo, cuando nuestros peques se disponen a hacer un dibujo, la planificación, es la FE encargada de que el niño o la niña prepare el material que va a necesitar, lo coloque en el lugar donde va a trabajar, sepa lo que quiere dibujar, elija el modo de iniciar el dibujo, etc.  Otro ejemplo que os presentamos, es el que facilitamos a una familia para ayudar al niño en su planificación cuando se lava las manos:







-      Inhibición: Es la habilidad cognitiva que nos permite controlar las respuestas impulsivas. Para hacernos una idea, imaginémonos que es algo así como el freno cognitivo, que se encargaría de evitar prestar atención a estímulos irrelevantes y centrarnos en nuestro objetivo, es decir, de detenernos antes de actuar en respuesta a un estímulo determinado ambiental o interno.

Un ejemplo de esta habilidad, sería el conocido juego “GO-NO GO” que utilizamos con los más mayores del CDIAT. También tiene que ver con la capacidad de resistirse a una tentación. Os animamos a que entréis en el siguiente enlace para disfrutarlo: 




   

  -  Monitorización: Hace referencia a la habilidad de mantener la atención sobre la tarea que llevamos a cabo mientras regulamos cómo estamos haciéndola.

La imagen de la izquierda es un ejemplo de cómo trabajamos esta habilidad; una vez que la niña y el niño llega a la flecha, tiene que retroceder y comparar con los números arriba escritos correctamente, y rectificar si fuera necesario.






-      Flexibilidad cognitiva: Hace referencia a la capacidad que tiene nuestro cerebro para adaptar nuestro pensamiento y conducta a las demandas del entorno, tales como situaciones novedosas, cambiantes e inesperadas.

La flexibilidad cognitiva tiene un papel relevante en el aprendizaje y en la capacidad de resolución de problemas. Un ejemplo sencillo sería la siguiente situación:"Vamos a desayunar, pero no quedan cereales" ¿qué hacemos?, ¿nos enfadamos y vamos al trabajo sin desayunar?, ¿desayunamos en una cafetería?

Con respecto a los niños y las niñas, podemos observar cómo quieren las cosas inmediatamente, les afectan los cambios de rutina y montan rabietas muy a menudo. Esto puede ser debido a que su flexibilidad mental está en plena maduración y no tienen en cuenta diferentes opciones o alternativas.





-      Toma de decisiones: Es la capacidad que nos permite valorar, seleccionar y elegir entre diferentes alternativas la mejor opción para la consecución de nuestros objetivos y metas.

Una actividad que utilizamos con nuestros niños nuestras niñas para trabajar esta habilidad sería la de la fotografía.





-      Memoria de trabajo: Esta habilidad cognitiva nos permite almacenar y manipular temporalmente la información en base a nuestros objetivos.

La memoria de trabajo es imprescindible y la utilizamos en nuestro día a día. Os dejamos un ejemplo que hemos utilizado con nuestros chicos y nuestras chicas del CRAE para trabajar esta habilidad:

1º) Escuchamos por audio una conversación entre dos personas en la que una de ellas le deja un recado para una persona que está ausente.

2º) Le pedimos que anote dicho recado ayudándose de la siguiente plantilla:



            Diferentes autores señalan la existencia de déficits en las FE en diferentes trastornos, tales como; Trastorno del Espectro Autista (TEA), Trastorno de Déficits de Atención e Hiperactividad (TDAH), discapacidad intelectual, Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y otros trastornos de inicio en la infancia, niñez y adolescencia.

En general, cuando las FE no responden adecuadamente, podemos pasar a tener problemas en nuestra vida diaria, pero si os preguntáis si se pueden trabajar, la respuesta es sí, las FE se pueden entrenar. Gracias a la plasticidad cerebral, cualquier persona, independientemente de su edad, puede entrenar y mejorar estas habilidades, y es que, la realización continuada y repetitiva de ejercicios, actuará sobre las redes neuronales implicadas en la función. 


Autora: Isabel Vaca Martínez
Técnico en Atención Temprana en el CDIAT de Alicante y San Vicente de APSA
Técnico Infanto Juvenil en el CRAE de San Vicente de APSA

miércoles, 24 de enero de 2018

¿QUÉ PODEMOS HACER LA FAMILIA EN CASA PARA QUE NUESTRO HIJO E HIJA SE RELAJE?

     A menudo los niños y las niñas tienen dificultades para regular sus emociones ya que procesar todos los estímulos sensoriales que reciben en un determinado momento puede ser muy complicado y abrumador para ellas y ellos y esto al final repercute negativamente en su comportamiento. Sus sistemas sensoriales están saturados intentando asimilar la información sensorial de su entorno, y esta situación puede agotar al niño y a la niña y agotar su capacidad para manejar adecuadamente la frustración, o la ansiedad. Cuando el sistema sensorial de una niña o un niño se satura y aparece una nueva situación estresante, el resultado es a menudo un colapso en el comportamiento.

¿Cómo podemos ayudar a que nuestro hijo e hija se relaje y así reducir las crisis sensoriales?

     Solamente necesitamos una pelota grande de Pilates que venden en cualquier tienda de deportes y una alfombra. Dile a tu hijo e hija que vais a jugar a hacer “masa de galletas”.

    Esta actividad le ayudará a organizar su sistema sensorial y relajarse con el objetivo de manejar mejor los factores estresantes de su vida diaria. Este juego funciona porque la niña y el niño (la masa de galletas) recibe presión profunda y estímulo propioceptivo del "rodillo" (la pelota). Estos dos componentes provocan una respuesta calmante en el cuerpo que disminuyen los niveles de estrés, reafirman la posición del cuerpo en el espacio y facilitan la liberación de dopamina y norepinefrina, que son dos neurotransmisores responsables del estado de ánimo y la regulación del comportamiento. (Buckley-Reen & Dickson, 2015 and research from Edelson, et al.).

Cómo jugar:

  Pídele que se acueste boca abajo sobre una alfombra suave o una esterilla.

   Coloca la pelota encima de su cuerpo, presiona sobre la pelota y hazla rodar lentamente desde la espalda hacia los pies. Durante la actividad pregúntale como siente la presión y ajústala si te pide más o menos. Es importante comenzar en la parte superior de la espalda de nuestro hijo e hija, y no en el cuello o la cabeza, y hacer rodar la pelota hacia abajo. Al llegar  a sus pies, recoge la pelota y repite la misma acción.  Es recomendable hacerlo siempre de la cabeza a los pies y no al revés. En los brazos también es aconsejable, evitando el hombro y el codo y centrándonos sobre todo en el antebrazo y las manos. Podéis jugar durante 5-10 minutos o según su tolerancia. Además, el tema de la presión que se puede aplicar depende mucho del niño o la niña. Hay veces que presionando un poco es suficiente y hay otras en las que la niña o el niño, si es grande, pida mucha más presión y sea necesario que el adulto se ponga con todo su cuerpo encima de la pelota con el fin de aplicar la presión que necesita.


                              

¿Cuándo podemos hacer esta actividad?

    Este juego es muy bueno para aumentar la tolerancia a la frustración ante los factores estresantes que pueden provocar nervios y comportamiento desorganizado o demasiado activo. También es una actividad de transición perfecta cuando se pasa de una tarea que implica mucha energía (como por ejemplo, correr, saltar, jugar en el parque etc.) a actividades más tranquilas como hacer los deberes, o tener que ir a dormir. Además, se puede  utilizar si nuestra hija o hijo tiene que enfrentarse a una situación que le provoca ansiedad (como la escuela, lugares desconocidos, cambios en la rutina, áreas concurridas, etc.).

    Ante cualquier duda recomendamos acudir al terapeuta ocupacional para que os facilite la ayuda o la información necesaria.


Bibliografía:

Edelson, S., Goldberg Edelson, M., Kerr, D., & Grandin, T. (1999). Behavioral and Physiological Effects of Deep Pressure on Children With Autism: A Pilot Study Evaluating the Efficacy of Grandin’s Hug Machine.   American Journal of Occupational Therapy, 53, 143-152



Autora: Laura García Reche
Terapeuta ocupacional CDIAT y CRAE Alicante.


jueves, 18 de enero de 2018

BENEFICIOS DEL ENTRENAMIENTO DE FUERZA APLICADO A LOS NIÑOS


                                            

Existe gran controversia en torno al dilema de si es beneficioso o no que los niños entrenen la fuerza, ya no solo desde el procedimiento puramente lúdico (juegos), sino mediante la más estricta disciplina de trabajo con halteras (“pesas”) o en calistenia (propio peso corporal), con técnicas deportivas específicas (halterofilia, powerlifting, culturismo…) y entrenando cada uno de los parámetros (tipos) que esta cualidad física básica comprende, a saber, fuerza máxima, potencia, hipertrofia (aumento de masa muscular), etc.

Afortunadamente, hoy en día es una realidad contrastada científicamente, y el entrenamiento de fuerza, en sus diferentes parámetros, aporta muchos beneficios a edades tempranas. Simplemente hay que adaptar los ejercicios y las pautas de entrenamiento a las características de cada niño, asegurarse de que ha aprendido la técnica adecuada y de que es consciente, en todo momento, de una correcta postura.

Lógicamente, todo eso debe hacerse bajo la estricta supervisión de un adulto debidamente capacitado para aplicar esa dinámica de entrenamiento en niños. Por poner algún ejemplo, cualquier entrenador personal, técnico deportivo específico o diplomado o graduado en Educación Física, entre otros, que se haya especializado en actividad física para jóvenes deportistas y que conozca y entienda las necesidades y las adaptaciones físicas, fisiológicas y psicológicas, en cada etapa de crecimiento, será un buen candidato para entrenar la fuerza en niños de diferentes edades.

Muchos han sido los autores (Vrijens, 1978; Docherty, 1986; García Manso, 1996; etc.) que, durante décadas, se han opuesto al entrenamiento de fuerza aplicado a niños, alegando que producía una transferencia negativa hacia otras cualidades físicas y psicomotrices “más trabajables” en niños y adolescentes, como la flexibilidad o la coordinación, y afirmando que frenaba su crecimiento óseo normal y que, a estas edades, apenas se podía mejorar la fuerza y, mucho menos, aumentar el tamaño muscular.

Cada día es más común ver a niños que son sometidos a duros entrenamientos culturistas (estrictamente naturales, por supuesto), gimnásticos o halterófilos, y que presentan un nivel de fuerza y de tamaño muscular sorprendentes. A pesar de ello y de las constantes críticas que recibieron en su momento, las diferentes pruebas médicas a las que han sido sometidos han demostrado que su crecimiento y su salud son perfectamente normales y que la disciplina que practican no les perjudica en ningún sentido.

Por suerte, en la década de los 90, numerosas investigaciones llevadas a cabo por científicos de la talla de Faigenbaum (1993), Hamill (1994), Lillegard (1997), etc., y corroboradas actualmente por las más prestigiosas entidades del mundo del ejercicio físico y la salud (National Strength and Conditioning Association, 2014; British Journal of Sports Medicine, 2014; American College of Sport Medicine, 2016; etc.), han demostrado que el entrenamiento de fuerza aplicado a niños y adolescentes, tiene innumerables beneficios, entre los que cabe destacar:

-       Importante aumento de los niveles de fuerza por encima del desarrollo normal.

-       Mejora de la psicomotricidad general, especialmente de la coordinación y de la agilidad.

-       Aumento de la propiocepción, del control postural y de la activación de la musculatura estabilizadora.

-       Incremento de la destreza y de la eficiencia física y técnica, durante la práctica deportiva.

-       Reducción del riesgo de sufrir lesiones, tanto en la práctica deportiva, como en la recreacional (juegos dinámicos).

-       Mejora de los parámetros anatómicos, destacando el incremento de la densidad ósea mineral.

-       Beneficios psicológicos derivados de la mejora de la propia imagen y del aumento de la propia autoestima.

Lógicamente, con los niños tendremos que extremar las precauciones y asegurarnos de que se cumplen estos aspectos:

-       Que haya un buen trabajo previo de adaptación física base.

-       Realizar un calentamiento general y/u otro específico óptimos, previos al entrenamiento de fuerza.

-       Que no muevan cargas más altas de las que son capaces de controlar, es decir, que predomine la técnica y la consciencia postural por encima de todo. Si es necesario entrenarles con porcentajes de carga inferiores a los recomendados, se hace.

-       Que los materiales a utilizar durante el entrenamiento, así como las instalaciones y el espacio donde se vaya a trabajar, estén en buenas condiciones y sean seguros.

-       Que tengan suficiente dominio de las técnicas de ejecución, patrones de movimiento, control de la respiración y consciencia postural (insisto).

-       Que entrenen bajo la vigilancia atenta y constante de un entrenador competente.

 


Por tanto, observando la cantidad de beneficios que tiene el entrenamiento de fuerza en los niños y quedando patente su aprobación por los mejores investigadores del sector, entrenadores, entidades, etc. de todo el mundo, sería interesante promover las sesiones orientadas al desarrollo y a la mejora de esta cualidad física básica en centros fitness, colegios, actividades extraescolares, etc.

Bibliografía.
-          Alto Rendimiento S.E.F.D.: Curso de entrenamiento para jóvenes deportistas. Alcoy (Alicante), 2014.

-          Bahamonde, C.E.: Efecto de un programa de entrenamiento de fuerza en niños pre-púberes y púberes sobre parámetros antropométricos y de rendimiento deportivo. Estudio publicado por la Universidad de Chile. Santiago de Chile (Chile), 2001.

-          Brown, L. (NSCA): Entrenamiento de fuerza. Ed. Médica Panamericana. Madrid, 2007.

-          Chulvi, I. y Pomar, R.: El entrenamiento de la fuerza adecuado a los niños en edad prepuberta. Artículo publicado en Alto Rendimiento S.E.F.D. Alcoy (Alicante), mayo de 2011.

-          Del Castillo, J.M.: Guía actual y científica de entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes. I consenso internacional, revisión española y posicionamiento del A.C.S.M. sobre: Iniciación y entrenamiento de fuerza en jóvenes (niños y adolescentes). Artículo publicado en EntrenaCiencia. Madrid, octubre de 2016.

-          Dietrich, M.; Jürgen, N.; Ostrowski, C.; y Rost, K.: Metodología general del entrenamiento infantil y juvenil. Ed. Paidotribo. Badalona (Barcelona), 2004.

-          Fröhner, G.: Esfuerzo físico y entrenamiento en niños y jóvenes. Ed. Paidotribo. Barcelona, 2003.

-          López, J. y Fernández, A.: Fisiología del ejercicio. 3ª edición. Ed. Médica Panamericana. Madrid, 2006.

-          Segura, R.: Entrenamiento en jóvenes deportistas. Artículo publicado en Alto Rendimiento S.E.F.D. Alcoy (Alicante), agosto de 2017.

-          Timón, L.M. y Hormigo, F. y col.: Propuestas educativas para la mejora de la fuerza en la Educación Física en la E.S.O. Ed. Wanceulen. Sevilla, 2010.

-          Vasconcelos, A.: La fuerza. Entrenamiento para jóvenes. Guía teórico-práctica. Ed. Paidotribo. Badalona (Barcelona), 2005.


Imágenes.
http://media.npr.org/assets/img/2012/09/23/cross_kids_farfan_12-3e3991f4c8ae76e5e23f34dd9b0360b851837924-s6-c10.jpg
http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2013/09/30/article-2438772-1866DF9C00000578-244_634x567.jpg
https://www.rgcc.es/SiteAssets/Lists/news/AllItems/160401_Halterofilia%20Jorge%20Artime.jpg
https://cdn.theconversation.com/files/112268/area14mp/image-20160222-25871-4gnt5h.jpg





   Autor:Juan Fco. Marco Satorre    
 (profesor de Alto Rendimiento S.E.F.D. y colaborador de BBC Mundo)

miércoles, 10 de enero de 2018

LA DISFONÍA INFANTIL: PAUTAS HIGIENE VOCAL


Con la vuelta al cole vuelve el estrés y, con este, las situaciones límite que  llevan tanto a padres como maestros y profesores  a solucionar todas las situaciones con gritos. Pero no son los únicos que utilizan el grito como medio para hacerse oír o solucionar conflictos, ya que en la sociedad actual podemos observar que está totalmente generalizado, un claro ejemplo es la televisión donde está presente en debates e, incluso, tertulias.
Son varios los factores que pueden desencadenar una disfonía disfuncional con o sin lesiones orgánicas: un abuso o mal uso de la voz; los procesos inflamatorios otorrinolaringológicos; factores hormonales; factores psicológicos; la debilidad física en general; factores de origen lesivo, etc.

En el caso de las disfonías infantiles, los factores desencadenantes no varían, aunque, las más frecuentes son las desencadenadas por un sobreesfuerzo vocal que se mantiene, pudiendo dar origen a lesiones orgánicas como nódulos.
Una disfonía puede darse como un caso aislado, pero puede llegar a establecerse permanentemente después de darse, progresivamente, episodios disfónicos con más frecuencia, tanto derivadas de un proceso inflamatorio de las vías

Los padres y los maestros son los que deben vigilar a la vez que ser modelo de conducta vocal adecuada. Por ello, a continuación podréis encontrar unas breves pautas a seguir.

1.- PAUTAS PARA PADRES:
-    No forzar la voz compitiendo con el ruido ambiental, evitar conductas como cortar los ambientes ruidosos con gritos.

-      Debe controlar el volumen de su voz en cualquier ambiente intentando no hablar por encima de este. Evitar el uso de conductas vocales como gritar, reír demasiado fuerte, cambiar la voz, etc.

-     No usar emisiones de voz forzadas. Debe evitar hablar en situaciones en las que tenga que levantar o empujar objetos pesados y las emisiones forzadas intentando no forzar los músculos participantes en el habla (cara, cuello, hombros).

-       Reducir el tiempo de habla cuando se padezcan infecciones en las vías respiratorias altas y cuando exista afonía.

-       Moderar la intensidad de la voz.

-  Evitar los agentes irritantes laríngeos. Evitar bebidas excesivamente frías o calientes;  las comidas picantes; los ambientes que sean irritativos y produzcan sequedad como los ambientes cargados de humo, de  olores fuertes como pintura, producto de limpieza, etc.

-    Evitar la tos y el carraspeo improductivo. Se desaconseja la ingerir alimentos y bebidas que tienden a espesar la saliva y que crean la necesidad del continuo aclaramiento de garganta.

2.- PAUTAS PARA PROFESORES:
- Procurar ser un buen modelo en cuanto al uso correcto de la voz.
- No cortar los ambientes ruidosos con gritos.
- Utilizar formas no vocales para conseguir que le presten atención.
- Colocar a los niños con disfonías en un lugar cercano al maestro para que no tengan que hablar demasiado fuerte.
- Potenciar hábitos correctos de posturas, así como de velocidad y volumen del habla, etc.
- Además de las mismas pautas que los padres.

En conclusión, hay que procurar ser un buen ejemplo para los niños y niñas e intentar cuidar nuestras cuerdas vocales y las de ellos. Cuando observemos que un niño o niña se queda afónica, con frecuencia, deberemos acudir al pediatra para que este nos derive a los profesionales oportunos, pues en caso de que la afonía permanezca en el tiempo deberá acudir a un logopeda para que le ayude a rehabilitar sus cuerdas vocales.
                     
BIBLIOGRAFÍA:
-       Navarro Pozuelo, S; Navarro Marhuenda, F; Romero Martínez, P. (2002). Voz: trastornos y rehabilitación. Formación Alcalá (Jaén).
-       Heuillet-Martin, G; Garson-Bavard, H; Legré, A. (2003). Una voz para todos: la voz patológica. Solal editores (Marsella).

Autora:     Miriam Haro Gilabert

                 Logopeda, CRAE San Vicente del Raspeig