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jueves, 30 de noviembre de 2017

SÍNDROME DEL BEBÉ SACUDIDO O ZARANDEADO


En muchas ocasiones, podemos observar como los padres, tíos, abuelos y demás familiares acostumbran a zarandear a los bebés, tirándolos hacia el aire, sacudiéndolos de un lado a otro, etc. Es algo que con frecuencia se realiza para calmar al niño cuando se siente algo irritado o no deja de llorar, o simplemente como forma de juego.

Es posible que los adultos lo realicen porque desconocen  los efectos tan graves que esta acción puede producir. No obstante, el sacudir a los niños es algo que NUNCA se debe hacer, ya que puede ocasionar numerosas consecuencias negativas para su salud.

Estas consecuencias se conocen como el “síndrome del niño zarandeado o agitado”, un tipo de traumatismo o lesión cerebral, causado por repetidas sacudidas violentas y peligrosas.

Afecta sobre todo a niños menores de dos años, siendo los bebés de cuatro a seis meses los que mayor riesgo tienen de padecerlo. Aun así también puede aparecer en niños de hasta seis años.

El síndrome del niño zarandeado se produce por la aplicación de fuertes y repetidas sacudidas que mueven bruscamente la cabeza y el cuello del bebé, ya que los músculos de su cuello son todavía muy débiles para sostener la cabeza que es aun grande y pesa demasiado. Además el cerebro no ocupa aún toda la cavidad craneal, por lo que al sacudir al niño, como podemos observar en el video,  se mueve hacia adelante y hacia atrás sufriendo continuos golpes.




Como consecuencia se pueden producir contusiones, hemorragias o hinchazón, que pueden provocar daños cerebrales e incluso la muerte. También puede aparecer pérdida auditiva, ceguera, trastornos del habla y del aprendizaje, retraso mental, ataques epilépticos, daños en el cuello y la espina dorsal, etc.

La Asociación Española de Pediatría (AEP), califica este síndrome como relativamente frecuente, con 20-25 casos por cada 100.000 niños menores de dos años en todo el mundo, mientras que en España calcula que lo sufren unos 100 bebés de los 450.000 que nacen cada año (datos de 2014).

Por último cabe señalar, que aunque este síndrome no sea muy conocido, es más frecuente de lo que pensamos,  por lo que debemos evitar este tipo de prácticas con los niños de nuestro alrededor por el bien de su salud física y su desarrollo.

Autoras: Elena Marco, Técnico en Atención Temprana CDIAT Alicante de APSA
             Esmeralda Martinez, alumna en prácticas en el CDIAT Alicante de APSA

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